No existe esponja para lavar el cielo,
pero aunque pudieras enjabonarlo
y luego echarle baldes y baldes de mar
y colgarlo al sol para que se seque,
siempre faltaría el pájaro en silencio.
No existen métodos para tocar el cielo,
pero aunque te estiraras como una palma
y lograras rozarlo en tus delirios
y supieras al fin como es al tacto,
siempre te faltaría la nube de algodón
No existe un puente para cruzar el cielo,
pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla
a fuerza de memoria y pronósticos
y comprobaras que no es tan dificil,
siempre te faltaría el pino del crepúsculo.
Eso es por que se trata de un cielo que no es tuyo,
aunque sea impetuoso y desgarrado
en cambio cuando llegue al que te pertenece
no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar,
pero estarán el pájaro y la nube y el pino.
siempre faltaría el pájaro en silencio.
No existen métodos para tocar el cielo,
pero aunque te estiraras como una palma
y lograras rozarlo en tus delirios
y supieras al fin como es al tacto,
siempre te faltaría la nube de algodón
No existe un puente para cruzar el cielo,
pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla
a fuerza de memoria y pronósticos
y comprobaras que no es tan dificil,
siempre te faltaría el pino del crepúsculo.
Eso es por que se trata de un cielo que no es tuyo,
aunque sea impetuoso y desgarrado
en cambio cuando llegue al que te pertenece
no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar,
pero estarán el pájaro y la nube y el pino.
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