miércoles, 24 de noviembre de 2010

ELLA, 3ª Parte: La Carta.



Pasaba el tiempo y cada vez perfeccionaba más mi manera de interpretar al piano, pero no lograba olvidarme de Ella, era mi primer pensamiento del día, el último de la noche, y era con Ella con quién soñaba todas las noches, ¿como olvidar a alguien que tenía clavada tan profundamente en el corazón? La verdad es que era incapaz de contestar esa cuestión.

Yo continuaba imerso en mis estudios de música, hasta que conseguí convertirme en un virtuoso pianista, que poco a poco iba adquiriendo algo de fama en toda la cuidad de Viena. Esta fama incluso llegó a oidos del Emperador del Imperio Austro-Hungaro, y este quiso escucharme tocar el piano.

¡Dios mio! ¡ Yo tocando en la corte! No lo podía creer, estaba tan emocionado y a la vez tan nervioso, las dudas me asaltaban, ¿y si me equivocaba?, ¿y si el piano no estaba bien afinado?, ¿y si se partía alguna cuerda?, ¿y si.......?

Todos mis temores y nervios desaparecieron cuando comencé a acariciar suavemente las teclas de mi piano, me sentía tan agusto y relajado, que nada, absolutamente nada, podía salir mal.

Cuando terminé mi interpretación, la sala quedó en silencio por unos instantes, hasta que el mismo Emperador se levantó de su asiento y comenzó a aplaudir mi actuación, en seguida todos los cortesanos le siguieron en sus aplausos, el sonido era tronador. La ovación se extendió durante unos minutos, yo no dejaba de hacer reverencias, estaba tan contento, que tenía ganas de saltar y gritar de alegría.

Esta actuación en la corte me consagró como un gran concertista de piano, y mi fama comenzaba a cruzar las froteras, querían oirme tocar en los lugares más diversos del mundo.

Y fue así como comencé a viajar por todo el mundo tocando el piano.

Di conciertos por todo el mundo, en todas las cortes de Europa, menos en la corte de España, me resistía en volver a mi pais natal, quería alejarme y olvidar. Toqué el piano ante Reyes, ante el Zar de todas las Rusias, ante el mismo Kaiser de Prusia, ante el Chá de Persia, el Maharajá de Kapurthala, el emperador de China, el Shogun de Japón, ante los presidentes de los jovenes y recien fundados paises de América....

He visto los lugares más bellos del mundo, las piramides de Egipto, y las de México, la ciudad de Petra, el Taj Mahal, la gran Muralla y la Ciudad Prohibida en China, las cabezas gigantes de piedra de la isla de Pascua.... He viajado por todos los mares y oceanos de este planeta, he atravesado el Himalaya, viajado por el Amazonas, he visto los canguros en Australia, los grandes cocodrilos del Nilo, las grandes manadas de búfalos de las llanuras Norteamericas, las ballenas surcando los mares y he conocido a hombres de todas las razas de este mundo.

También he conocido a mujeres, a muchas mujeres, intentando olvidarme de Ella, pero el problema estaba en que ninguna me hacía sentir lo que Ella era capaz de hacerme sentir, ninguna de estas mujeres me llenaba emocionalmente, en definitiva ninguna de estas mujeres era Ella.

Estando el Moscú, en la corte del Zar de Rusia, que no era la primera vez que tocaba él piano aquí, llevaba yo varios días con un mal presentimiento, como si algo malo fuese a pasar, algo que me tenía nervioso y desconcentrado, tanto que tuve que suspender algunos de mis conciertos. Y fue entonces cuando me llegó una carta, una carta que venía de España. En un principio temía leerla, por si eran malas noticias, pero sentía tanta curiosidad por tener noticias de mis seres queridos que al final me decidí a leerla. Al abrirla obsevé que en el sello estaba el emblema de la familia de Ella, ¿pudiera ser una carta de Ella?
¡No!, no era una carta de Ella, era su madre quien me escribía, me pedía, más bien me suplicaba que volviese, Ella estaba gravemente enferma y pedía poder verme, queria hablar conmigo.

¿Este era el mal presentimiento que sentía? Supongo que cuando se ama a alguien como yo amo a Ella, uno presiente el dolor y el peligro de la persona amada. Tenía que ir a su lado cuanto antes sin perder tiempo.

- ¡Rápido!- grite a mi criado- salgo de viaje, preparadme algo de equipaje.
- ¿A donde vamos Señor?- me preguntó mi criado.
- No amigo, parto solo el tiempo apremia, hace ya mas de dos semanas que me enviaron esta carta. He de volver a España cuanto antes.- le dije.
- Le prepararé un carruaje, Señor.- añadió mi criado.
- No, es demasiado lento, preparadme el mejor caballo y un equipaje lo más ligero posible, salgo de inmediato.- le ordené.

En cuestión de media hora todo estaba preparado para mi partida, me subí a lomos de mi caballo y le dije a mi criado, que más que un criado era un amigo:
- Arregla todos mi asuntos aquí y reunios conmigo en España en cuanto podais.
- Así lo haré. Id con Dios- me dijo.
Piqué espuelas y salí al galope, tenía que llegar a España cuanto antes. No me importaba el frio, ni la lluvia, ni el viento, ni el barro del camino, cabalgaba raudo y veloz hasta agotar a los caballos, solo me detenía en las paradas de postas para sustituir a mis agotados caballos por otros de refresco, cabalgaba sin descanso tanto de dia como de noche.

Durante una noche atravesando los bosques de Centroeuropa, oí los aullidos de los lobos que me acechaban en la oscuridad. Había escuchado muchas leyendas sobre seres de la noche que merodeaban por estos bosques alimentandose de carne y de sangre humana, pero no podía perder ni un segundo, así que los asustaba con un disparo de mi pistola, tampoco quería hacer daño a ninguno de estos animales.

En pocos días había atravesado toda Europa hasta llegar a los Pirineos, ya estaba en mi Patria, pero aún me quedaba unas jornadas de viaje hasta llegar a Andalucia y a mi hogar. Estaba agotado por el viaje y por las noches sin dormir, pero no me podía permitir el lujo de descansar, tenía que verla a Ella cuanto antes, ese deseo de verla era lo que me daba energía para seguir sin desfallecer.

Seguía cabalgando sin descanso y cambiando de montura varias veces al día, no sé ni cuantas veces había cambiado de caballo, pero fueron muchos, muchísimos.

Por fin llegaba a Andalucía, en el amanecer del septimo día de viaje llegué a Andalucía. Mi caballo estaba tan cansado que tuve que apearme y continuar por un tiempo a pie. Por suerte llegué a una Hacienda que no me era desconocida y donde podía solicitar ayuda.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

pero ella estara bien verdad????

es que no quiero que le ocurra nada..
por que?????..... es que me hace sentir tan triste....ellos han estado separados tanto tiempo...y despues esto???

por favor... quiero saber mas.. quiero que el la vea...

es cierto....cuando se ama aalguien...la conexion es tan grande.. que es posoble sentir lo que el otro siente ... olor,,,alegria...trizteza... todo se siente...

la musica es tan bonita....y este capitulo se que ha tenido un poco mas de emocion....todo por ella....por la chica que ama...

MaRy dijo...

Ooohh dios mio!!! Ha sido magnífico, me has dejado de piedra con la carta que le ha mandado la madre de Ella, que le pasará?? Te juro que me encanta este relato y que escribes con una dulzura y emoción que la trasmites al lector... me has echo emocionarme en diversas ocasiones... me encanta tu fic Batosahii, en serio, eres maravilloso (: MILES DE BESOS !!!

Arwen★ dijo...

No puedo dejar de leer...Uffff quiero saber massssss
Espero que ella no he haya pasado nada...me voy a seguir leyendo, y yo tenia que estar estudiando jajajaja como escribesssss de bien, besossss