jueves, 31 de mayo de 2012

miércoles, 30 de mayo de 2012

LA RUPTURA, DE DELMIRA AGUSTINI.





Érase una cadena fuerte como un destino,
sacra como una vida, sensible como un alma;
la corté con un lirio y sigo mi camino
con la frialdad magnífica de la Muerte... Con calma.

Curiosidad mi espíritu se asoma a su laguna
interior, y el cristal de las aguas dormidas,
refleja un dios o un monstruo, enmascarado en una
esfinje tenebrosa suspensa de otras vidas.

martes, 29 de mayo de 2012

MEDIODÍA SILENCIOSO, DE DANTE GABRIEL ROSSETTI.


Tus manos descansan abiertas sobre la hierba fresca,
tus dedos brotan de la tierra como flores rosadas:
tus ojos sonríen en paz. El pasto resplandece absorto
en las olas nebulosas del cielo, que se reúnen en calma.
Todo rodea nuestro nido, hasta donde el ojo puede contemplar,
dorados campos reales con bordes de plata,
allí donde los animales corroen las faldas del espino.
Este visible silencio, inmóvil sobre el reloj de arena.

Profundo en el sol ansiado crece la libélula,
colgando como un hilo azul lanzado del cielo:
de manera que esta hora alada gotea sobre nosotros.
Oh, cerremos los corazones sobre este regalo inmortal,
atrapemos esta inarticulada hora en compañía,
dónde el silencio de dos se transforma en una canción de amor.

sábado, 26 de mayo de 2012

MUERTE PREMATURA, DE ELIZABETH ELEANOR SIDDAL.


No te lamentes con amargas lágrimas
por la vida que pasa rápido;
las puertas del cielo se abrirán anchas
y hacia ellas me llevarán al final.

Siéntate dócil y manso junto a mí
y observa mi joven vida mientras huye;
entonces la paz de una muerte solemne
vendrá tranquilamente hacia nosotros.

Pero mi Amor, búscame en la multitud
de los etéreos espíritus del pasado,
entre las mías yo tomaré tu mano
y sabré que eres mío al final.

viernes, 25 de mayo de 2012

LOS PROGRESOS DEL AMOR, DE RAMÓN DE CAMPOAMOR.


Así un esposo le escribió a su esposa:
"O vienes o me voy. ¡Te amo de modo
que es imposible que yo viva, hermosa,
un mes lejos de ti!

¡Mi amor es tan profundo, tan profundo,
que te prefiero a todo, a todo!..."
Y ella exclamó: -¡No hay nada en este mundo
que él quiera como a mí!

Mas pasan unos meses, y la escribe:
"¡Qué hermoso debe estar nuestro hijo amado!
¡Sólo él, él sólo en mis entrañas vive!
Piensa en él más que en ti.

Su cuna se pondrá junto a mi cama.
No hay cielo para mí más que a su lado."
Y ella prorrumpe: -¡Es que, el ingrato, ya ama
al hijo más que a mí!

Después de algunos años le escribía:
"Espérame. Ya sabes lo que quiero:
mucho orden, mucha paz y economía.
¿Estás? Yo soy así.

Cierra el coche: me espanta el reumatismo;
avísale que voy al cocinero."
Y ella pensó: -¡Se quiere ya a sí mismo
más que al hijo y a mí!

jueves, 24 de mayo de 2012

YO NO NACÍ SINO PARA QUEREROS, DE GARCILASO DE LA VEGA.

Escrito está en mi alma vuestro gesto
y cuanto yo escribir de vos deseo
vos sola lo escribisteis; yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto,
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.

miércoles, 23 de mayo de 2012

LOS DOLORES DEL SUEÑO, DE SAMUEL TAYLOR COLERIDGE.


Allí en mi lecho descansa mi cuerpo,
sitio que nunca fue para la plegaria
de labios temblorosos o rodillas inclinadas;
silenciosamente, en suaves impulsos,
mi espíritu arrebatado compuso,
con humilde fe en mis ojos cerrados,
con reverencial resignación,
ningún deseo concebido,
ningún pensamiento expresado,
sólo un sentido de súplica;
un sentido sobre toda mi alma
anticipaba mi debilidad, mi blasfemia;
en mi, sobre mí, a mi alrededor, en todas partes
yace la fuerza eterna de la sabiduría.

Pero anoche recé en voz alta,
lleno de angustia y agonía,
surgiendo de la multitud sombría
de formas y pensamientos que me torturan:
una luz espantosa, los pasos de una hueste,
sentidos de un mal intolerable,
¡Ellos son a quienes desprecio! ¡Sólo a los Fuertes!
¡La sed de venganza, la ilusión de poder,
se desconcierta, y sin embargo sigue quemando!
El Deseo y el Horror se aman misteriosamente
en los salvajes y odiosos objetos fijos.
¡Pasiones fantásticas! ¡Demenciales batallas!
¡Y la vergüenza y el terror sobre todos!
Los hechos se ocultan donde no hay escondites,
donde toda la confusión veló mis interrogantes,
si he sufrido, o cuáles fueron mis pecados:
para todos parecía culpabilidad, o remordimiento,
pero yo y los demás seguiremos siendo
el miedo que asfixia la vida,
el alma sofocada de vergüenza.

Dos noches han pasado: la noche de la consternación
anticipó un día triste y aturdido.
El sueño, la gran bendición, me pareció
la peor de las calamidades.
La tercera noche, cuando mi propio grito
me arrebató de un sueño diabólico,
superando un sufrimiento extraño y salvaje
lloré como cuando era un niño;
y habiendo sido sometido por las lágrimas
mi angustia lentamente se suavizó,
tales castigos, pensé, se deben
a las profundas manchas del pecado,
por la intemperancia nueva
dentro del insondable infierno,
¡Habremos de ver el horror de sus mansiones,
conocerlas y aborrecerlas, y aún desearlas!
Tales tristezas de algunos hombres se aferran
¿Pero cuáles, cuáles caerán sobre mí?
Ser amado es todo lo que necesito,
y cuando pronuncie Te Amo, será definitivo.

domingo, 20 de mayo de 2012

LO INEFABLE, DE DELMIRA AGUSTINI.


Yo muero extrañamente...No me mata la vida
no me mata la muerte, no me mata el amor;
muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor?

De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida
devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
que os abrazaba enteros y no daba un fulgor?...

¡Cumbre de los martirios!...llevar eternamente
desgarradora y árida, la trágica simiente
clavada en las entrañas como un diente feroz!

Pero arrancarla un día en una flor que abriera
milagrosa, inviolable...¡Ah más grande no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!...

viernes, 18 de mayo de 2012

LA PROXIMIDAD DEL AMOR, DE HENRY VAN DYKE.


Pienso en ti, cuando los rayos dorados
del sol brillan sobre el mar;
y cuando las olas reflejan los pálidos
ecos de la luna, pienso en ti.

Veo tu forma, cuando en la distante mañana
se elevan suaves nubes de polvo;
en la noche profunda, sobre las rutas de la montaña,
yo veo tus ojos.

Te escucho, cuando las mareas del océano retornan
y se regocijan en sonoros bramidos;
en el páramo solitario, en la quietud anhelo,
y escucho tu voz.

Me detengo contigo, aunque tú eres lejanía
tu sombra habita cerca.
Crepúsculo, la noche abre su puerta,
amada, te necesito, siempre, eterna.

jueves, 17 de mayo de 2012

LA PRESENCIA DEL AMOR, DE SAMUEL TAYLOR COLERIDGE.


Y en las horas más ruidosas de la razón,
todavía existe un incesante susurro: Te amo;
único consuelo y soliloquio del corazón.

Tu moldeas mi esperanza, vestida en mi interior;
liderando todas mis palpitaciones, fluyendo en mi dolor.

Tu yaces en mis muchos pensamientos, como la luz,
como la dulce luz del crepúsculo,
o la visión anticipada del verano rompiendo en el arroyo,
nubes reflejadas en un lago.

Y mirando hacia el cielo que se arquea sobre ti,
muy a menudo, bendigo al dios que me ha hecho amarte así.

martes, 15 de mayo de 2012

MUJERES CONDENADAS, DE CHARLES BAUDELAIRE.


Como bestias inmóviles tumbadas en la arena,
vuelven sus ojos hacia el oceánico horizonte,
y sus pies que se buscan y sus manos unidas,
tienen dulces caídas y temblores amargos.

Las unas, corazones que aman las confidencias,
en el fondo del bosque donde el arroyo canta,
deletrean el amor de su pubertad tímida,
y marcan en el tronco a los árboles tiernos;

Las otras, como hermanas, andan graves y lentas,
a través de las peñas llenas de apariciones,
donde San Antonio vio surgir como la lava
aquellas tentaciones con los senos desnudos;

y las hay, que a la luz de líquidas resinas,
en el hueco ya mudo de los antros paganos,
te llaman en auxilio de su aulladora fiebre.
¡Oh Baco, que adormeces todas las inquietudes!

Y otras, cuyas gargantas lucen escapularios,
que, un látigo ocultando bajo sus largas ropas,
mezclan en las sombrías y solitarias noches,
la espuma del placer con el llanto del suplicio.

Oh vírgenes, oh monstruos, oh demonios, oh mártires,
de toda realidad desdeñosos espíritus,
ansiosas de infinito, devotas, vampiresas,
ya crispadas de gritos, ya deshechas en llanto.

Vosotras, a quien mi alma persiguió en tal infierno,
¡Hermanas mías!, os amo y os tengo compasión,
por vuestras penas sordas, vuestra insaciable sed
y las urnas de amor que vuestro pecho encierra.

lunes, 14 de mayo de 2012

LO QUE SE PIENSA ANTES DE MORIR, DE RAMÓN DE CAMPOAMOR.


Cree la vulgar opinión
que el alma de un moribundo
piensa, más que en este mundo,
en Dios y en la salvación.
Oye, Leonor, la canción
que hirió el pensamiento mío
al son del eco sombrío
de mi funeral campana:
CUCU, cantaba la rana,
CUCU, debajo del río.

Partiste, y del sentimiento
en cama enfermo caí,
y cuando a exhalar por ti
iba ya mi último aliento,
embargó mi pensamiento,
en vez de tu amor y el mío,
este cantar tan vacío
que oí de niño a mi hermana:
CUCU, cantaba la rana,
CUCU, debajo del río.

Y como todo el que olvida
es de salud un dechado
después que te hube olvidado
volví otra vez a la vida.
Aún vivo muerto, querida,
pensando con hondo hastío
que tú, en vez del canto mío,
oirás, al morir, mañana:
CUCU, cantaba la rana.
CUCU, debajo del río.

¿A qué tan grande inquietud
para llenar la memoria
de tantos sueños de gloria,
de amor y de juventud,
si, al llegar al ataúd,
podrán tu pecho y el mío
no oir más que el tema frío
de esta canción de mi hermana:
CUCU, cantaba la rana,
CUCU, debajo del río.

domingo, 13 de mayo de 2012

LA NOCHE DEL AMOR, DE DANTE GABRIEL ROSSETTI.


¡Maestro de las Cortes Suspirantes,
dónde se conjuran las formas del sueño!
¡Escuchad! Mi espíritu exhorta
todos los poderes de tu feudo
en auxilio de mi Dama.
¿Qué respondes, oculto y altivo
Señor de las Cortes Invisibles?

Vaporosos, inabarcables,
las Tierras del Sueño yacen en despojos de luz,
vacías como cáscaras de aire.
¡De mis fantasías se me permite
elegir un sueño y guiar su vuelo!
Conozco bien (y te conozco, doncella)
lo que tus sueños deben decirte esta noche.

Allí los sueños son multitudes:
algunos no esperarán hasta dormirse,
profundo en el bosque de agosto;
alguien mientras descansa tal vez
caiga en el letargo del labor;
interludios,
algunos, con gravedad han de llorar.

Allí residen todas las fantasías de los poetas:
las damas élficas bailan entre alados valles,
ahogados en ráfagas lastimeras;
allí se percibe el perfume, allí en círculos
gira la espuma desconcertada de los manantiales;
sirenas,
vientos mareados sobre sus cabellos, cantando.

Un sólo sueño nupcial ha sido soñado en común,
pobre éxtasis de la vigilia;
visiones esquivas que hacen gemir
al solitario en su cuarto natal;
y que nosotros apenas vemos
a través de los postigos de la muerte,
desconocidas.

Pero en mi propio dormir, yace
en una agradable forma plácida,
radiante en sus ojos honorables,
lámparas de su alma traslúcida:
su mirada es el bien más amado,
dulce y sabia,
dónde el amor define su centro.

Me fue arrebatada, mis sueños persisten
en un trance pegajoso, y el cielo teme:
cambiando senderos y caídas
en un fétido refugio cercano,
miserables fantasmas que suspiran;
temblando en sus cofres,
mientras el funeral pasa de largo.

Maestro, se dice con verdad que,
así como los ecos de las palabras
traicionan sus secretos en las hendiduras,
los cuerpos de los hombres viajan
como sombras por playas sumergidas.
¿Son la esencia o la sombra
las que habitan en aquellos salones?

¡Ah! Yo podría, por vuestra inmensa gracia
que custodia la escalera del viento,
(la oscuridad y el aliento del espacio
como aguas inciertas cubriendo todo)
encontrar allí mi propia imagen,
cara a cara,
y desde allí hasta donde sea que ella esté.

No, yo no. Pero tu, Maestro,
en tu Reino de Sombras,
convocad mi fantasma en esta hora:
ofrecedme el sufrimiento del encuentro,
el placer de su rostro delicado,
y que su frente
sienta mi aliento perdido como una brisa suave.

Dónde se cultiva, la grácil primavera tiembla
en una silenciosa plegaria,
íntima fuerza creciente,
el agua y la voz del viento son una,
y comparten los ecos del sol.
maestro, gentil como la primavera,
dadme el canto y el lamento.

El canto dirá cuan alegre y fuerte
es la noche en donde ella sueña,
el lamento será la tristeza aferrada a los labios,
la pena descarnada del día:
serán como las melodías de la marea,
lamento y canción,
heraldos fríos que anhelan el verano.

No serán las plegarias de los que abandonan,
de los que eligen la pena sobre la fuente del amor,
no serán elogios por los dones del mundo,
suspirados con exagerada ternura,
dejad que llegue hasta ella con mi amor,
que el dolor sea sólo mío, y en ella: recuerdo.

Donde sea que mis sueños caigan,
en la noche o en el día (dejad que le diga)
siempre vivirás en el reluctante círculo
de los ángeles, en las horas de la calma.
Descorazonada, sin esperanzas en tu camino,
descansa y convócame:
en mis ojos tu mirada siempre podrá soñar.

Si, este es mi amor vanidoso,
vertido en una frágil canción
de esperanza y horror.
Tu eres el Amor,
y yo sólo anhelo un acorde
que agite tus sueños,
busco tus ojos de acero,
tus ojos de abismo.
Oh, Maestro, de rodillas os imploro:
¡Dejad que ella vuelva a sonreír!

sábado, 12 de mayo de 2012

LA PLAYA DE DOVER, DE MATTHEW ARNOLD.


El mar está en calma esta noche.
La marea alta, la luna duerme hermosa
sobre el estrecho, en la costa francesa la luz
resplandece y se ha ido; los acantilados de Inglaterra alzan,
tenues y vastos, allá en la plácida bahía.
Ven a la ventana, el aire nocturno es dulce,
soñoliento, desde la larga línea de espuma
donde el mar besa la tierra empalidecida por la luna,

¡Escucha! Puedes oír el rugir de las piedras
que las olas agitan, arrojándolas
a su regreso allá en el ramal de arriba,
comienza y cesa, y luego comienza otra vez,
con trémula cadencia disminuye, y trae
la eterna nota de la melancolía.

Sófocles, hace mucho tiempo
lo escuchó en el Egeo, y trajo
a su mente el turbio flujo y reflujo
de la miseria humana, nosotros
también encontramos una idea en el sonido,
cerca de este remoto mar del norte.

El Mar de la Fe
también era uno, en su plenitud,
y rodaba en las orillas de la tierra,
yacía como los pliegues de una gloriosa diadema.
Pero ahora sólo escucho
su rugir lleno de tristeza, largo y en retirada,
alejándose hacia el sereno de la noche
hacia los extensos bordes monótonos.
Oh, mi amor, ¡seamos fieles el uno al otro!
Pues el mundo, que parece yacer ante nosotros
como una tierra de sueños,
tan variada, tan bella, tan nueva,
no posee en realidad ni gozo, ni amor, ni luz,
ni certeza, ni paz, ni alivio para el dolor;
estamos aquí como en una llanura sombría
envueltos en alarmas confusas de fugas y batallas,
donde los ejércitos, ignorantes, se enfrentan por la noche.

viernes, 11 de mayo de 2012

TRISTEZAS DE LA LUNA, DE CHARLES BAUDELAIRE.


Esta noche la luna sueña con más pereza,
 cual si fuera una bella hundida entre cojines
 que acaricia con mano discreta y ligerísima,
antes de adormecerse, el contorno del seno.

Sobre el dorso de seda de deslizantes nubes,
 moribunda, se entrega a prolongados éxtasis,
 y pasea su mirada sobre visiones blancas,
 que ascienden al azul igual que floraciones.

Cuando sobre este globo, con languidez ociosa,
 ella deja rodar una furtiva lágrima,
 un piadoso poeta, enemigo del sueño,

De su mano en el hueco, coge la fría gota
 como un fragmento de ópalo de irisados reflejos.
 y la guarda en su pecho, lejos del sol voraz.

miércoles, 9 de mayo de 2012

LA MEDIOCRIDAD EN EL AMOR RECHAZADO, DE THOMAS CAREW.


Dadme más amor o más desprecio;
lo helado, o el más ardiente calor,
traen igual calma a mi dolor;
lo templado nada me brinda;
cualquier extremo, de odio o amor,
es más dulce que cualquier delicia.

Dadme una tormenta, si es amor,
al igual que Dánae en aquel baño dorado,
en placeres he de nadar; si muestra desdén,
aquel torrente devorará todas mis esperanzas;
y su recinto en los cielos
será sólo uno de muchos anhelos.

Entonces corona mis alegrías, o cura mi dolor;
dadme más amor o más desdén.

martes, 8 de mayo de 2012

LAMENTO, DE CHARLOTTE BRONTË.


Hace mucho deseaba dejar
la casa donde nací;
hace mucho la usé para sufrir,
mi hogar parecía abandonado,
años vacíos en pasillos desolados,
por las silenciosas habitaciones
se paseaban acechantes temores;
ahora, su memoria se vuelca en páginas
donde la tinta son mis tiernas lágrimas.

He conocido la vida y el matrimonio.
Cosas que en un tiempo fueron brillantes,
ahora, como hechos absolutos
flotan en cada rayo de luz.
En medio de la vida, de ese mar desconocido,
ninguna isla de bendición he conocido;
finalmente, a través de la salvaje tempestad
mi pena fue convocada al hogar.

¡Adiós, oscura y empinada profundidad!
¡Adiós, Tierras Extrañas!
¡Arrasa, barre las nubes del cielo,
abre tu glorioso reino de antaño!
Sin embargo, cuando logré pasar a salvo
aquel irritante y agotador principio,
una voz amada, entre temblores y rugidos,
podría convocarme de nuevo.

A pesar del brillo en el alma de una rosa vespertina
en este Paraíso que se alza sobre mí,
¡William! Incluso desde el reposo del Cielo
he vuelto mis ojos, convocados por ti.
Esta tormenta que surge no retendrá
mi espíritu, sino que lo exaltará.
Todo mi Cielo residió en tu pecho,
y sólo allí encontraré la eternidad.

viernes, 4 de mayo de 2012

LA LÁGRIMA, DE ROBERT BURNS.



Mi corazón es angustia, y lágrimas caen de mis ojos;
hace largo, largo tiempo que la alegría me es extraña:
olvidado y sin amigos soporto mil montañas,
sin una voz dulce que suene en mis oídos.

Amarte es mi placer, y profundo lastima tu encanto;
amarte es mi desdicha, y esta pena lo ha demostrado;
pero el corazón herido que ahora sangra en mi pecho
se siente como un flujo incansable que pronto será deshecho.

Oh, si yo fuese -si acariciar la felicidad yo pudiese-
abajo en el arroyo joven, en el cansado castillo verde;
pues allí deambula entre melodías permanentes
aquella lágrima seca de tus ojos.

jueves, 3 de mayo de 2012

A ÉL, DE GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA.

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No existe lazo ya; todo está roto;
plúgole al cielo así: ¡bendito sea!
Amargo cáliz con placer agoto;
mi alma reposa al fin: nada desea.

Te amé, no te amo ya. Piénsalo al menos.
¡Nunca, si fuere error, la verdad mire!
Que tantos años de amarguras llenos
trague el olvido; el corazón respire.

Lo has destrozado sin piedad: mi orgullo
una vez y otra vez pisaste insano. . .
más nunca el labio exhalará un murmullo
para acusar tu proceder tirano.

De graves faltas vengador terrible,
dócil llenaste tu misión: ¿lo ignoras?
No era tuyo el poder que irresistible
postró ante tí mis fuerzas vencedoras.
¡Quísolo Dios y fué: gloria a Su nombre!
Todo se terminó: recobro aliento.
¡Ángel de las venganzas! Ya eres hombre. . .
Ni amor ni miedo al contemplarte siento.

Cayó tu cetro, se embotó tu espada. . .
Mas, ¡ay! ¡cuán triste libertad respiro!
Hice un mundo de tí, que hoy se anonada,
y en honda y vasta soledad me miro.

¡Vive dichoso tú! Si algún día
Ves este adiós que te dirijo eterno,
sabe que aún tienes en el alma mía
generoso perdón, cariño tierno.

miércoles, 2 de mayo de 2012

TE QUIERO, DE MARIO BENEDETTI.

 
 
Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos,
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo,
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada,
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro.

Tu boca que es tuya y mía,
tu boca no se equivoca,
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo,
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

Y por tu rostro sincero,
y tu paso vagabundo,
y tu llanto por el mundo,
porque sos pueblo te quiero.

Y porque amor no es aureola,
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola.

Te quiero en mi paraíso,
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso.

Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo,
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.