viernes, 18 de marzo de 2011

UNA NUEVA VIDA. 4ª Parte: La Profesora.




Estaba yo en uno de mis momentos de relax, tocando el piano a solas con mis pensamientos, y como siempre en situaciones como estas notaba la presencia de Ella, notaba como Ella estaba conmigo, a mi lado. Su presencia y esta música son mi vía de escape para poder pensar en muchas ideas que se me pasaban por la mente, algunas pensaba que simplemente eran locuras, otras llegaba a pensar que eran locuras maravillosas. Y siempre Ella estaba conmigo para aconsejarme en los momentos más difíciles. Y últimamente tenía una idea rondándome la cabeza, una idea relacionada con Carlos...
Estaba tan concentrado en mis cosas y en la melodía que estaba tocando al piano, que no me percaté de que alguien se me acercaba por detrás.
- ¡Disculpeme, Señor!- decía una voz detrás de mí.
- ¡Ah, Juan! Adelante, pasa y siéntate.- le dije a la vez que dejé de tocar mi piano.
- Perdóneme que haya pasado sin su permiso, parece ser que con la melodía no escuchó cuando llamaba a la puerta.- se disculpó.
- No tienes que disculparte, estaba tan concentrado con la música que no te había escuchado.- le dije.- Pero dime amigo mio, ¿qué puedo hacer por ti?, ¿hay algún problema?
- No Señor, nada de eso, es todo lo contrario.- me informó.- ¿Recordáis el asunto que estuvimos tratando hace unos día?
- Desde luego, el asunto de buscar un profesor para Carlos.- le contesté.- Contadme, ¿como ha ido la búsqueda?
- Pues de ello quería hablaros, creo haber encontrado a la persona adecuada para tal tarea.- me respondió Juan.
- ¡Y bien!, ¿Donde está esa persona? Quisiera conocerla.- le pedí.
- Bueno, esta persona ahora no está aquí, pero mañana por la mañana se presentará para que la entrevistéis y opinéis si es la persona adecuada.- me contestó.
- ¡Lástima! Estoy ansioso por ver a ese profesor.- exclamé.- Confío en tu buen juicio, seguro que es un profesor excelente.
- A mí me parece una persona extraordinaria.- me decía Juan, a le vez que se le dibujaba una amplia sonrisa en su rostro.
- ¡Juan! Tú me estas ocultando algo.- le reclamé, mientras ponía cara de desconfianza.
- ¡Jajajaja!, Señor, no es nada malo, mañana lo sabréis, esperad a mañana.- me contestó conforme salía de la sala, y salía riéndose.- estoy seguro que os sorprenderá gratamente.
Este Juan, tengo que admitir que esto me ha dejado algo inquieto, ¿como será ese profesor?, ¿qué quedaré gratamente sorprendido? Estoy muy intrigado por conocerlo, pero conociendo a Juan seguro que es el mejor profesor que se pueda encontrar. Tengo que dejar de darle vueltas a la cabeza, seguro que será un profesor excelente, pero en fin, mañana saldré de dudas cuando conozca al profesor.
Dejé de pensar en estas cosas y continué tocando el piano relajádamente, disfrutando de cada nota de esta música, y de la presencia de Ella, cada vez que tocaba el piano así a solas, podía escuchar el sonido de un arpa, como si Ella me acompañase, yo al piano y Ella con el arpa. Me sentía muy feliz en estos momentos, eran mis momentos con Ella, a solas, como cuando éramos más jóvenes.
A la mañana siguiente estaba ansioso por conocer al profesor, y le pedí a Carlos que estuviese presente, al fin y al cabo, él sería el alumno de este profesor, así que dicho profesor debería tener el visto bueno de Carlos y el mio propio.
Estábamos los dos solos en la biblioteca, esperando la visita del profesor, y Carlos estaba algo nervioso pero a la vez no parecía muy contento, no podía quedarse quieto, estaba andando de un lado para otro de la biblioteca.
- Tranquilo, Carlos, estará al llegar.- le tranquilicé.- sientate y relájate.
- No puedo, sigo pensando que no necesito un profesor.- protestaba Carlos.
- Ya hemos tratado este tema, y acordemos que te lo pensarías, por favor, demosle una oportunidad.- le pedí.
- ¡Si, vale! Ya lo sé, pero seguro que será un viejo con largos bigotes, y con mal genio.- refunfuñaba Carlos.
- Jajajaja, tranquilo seguro que no es así...- le dije mientras estaba riéndome por sus ocurrencias.
En estos momentos Juan llamó a la puerta:
- ¡Tock, tock! Da su permiso Señor.- pedía Juan al abrir la puerta de la biblioteca.
- Si, claro, pasa, estábamos esperando.- le pedí.
- La persona para el puesto de profesor esta esperando fuera.- me informó.
- ¡Por Dios! Hazle pasar, que ya hemos esperado bastante.- le pidió Carlos muy entusiasmado.
Juan sonrió y me miró, como pidiéndome permiso, y yo asentí con la cabeza. Juan salió de la estancia y en apenas unos veinte segundos volvió. Juan abrió la puerta y dirigiéndose a la persona que estaba fuera le dijo:
- ¡Por favor! Pase por aquí, le están esperando.

Juan hizo pasar al profesor y, para mi sorpresa y para la sorpresa de Carlos, resultó ser una chica. Era una hermosa joven, muy bella. Su faz era tan blanca como si fuese de porcelana, su melena era larga, de color castaño y rizada, con un brillo muy llamativo, sus labios eran del color de los rubíes y sus ojos..., sus ojos, tenía unos preciosos ojos verdes, ojos color esmeralda, unos ojos que me recordaron mucho a los ojos de Ella, pues eran del mismo color.
Carlos me tiró de la manga de mi casaca para que me inclinara, y así lo hice.
- Es muy guapa, la profesora.- me dijo Carlos al oído y muy bajito.
- ¡Si! Realmente es una muchacha muy bella.- le contesté de igual manera.
Juan se percató que tanto Carlos como yo nos habíamos quedado maravillados contemplando la belleza de la señorita.
- ¡Ajam, ajam!- Juan llamaba nuestra atención, con una sonrisa picarona en su cara.- ¡Señor, Carlos! Les presento a la Señorita María. ¡Señorita María! Le presento a Carlos y al Señor.
- Es todo un honor.- le saludé, acercándome a ella y besando su mano.
- Es todo un placer conocerle.- contestó ella haciendo una reverencia.
- Bueno, Señorita, le dejo en buenas manos.- decía Juan con una sonrisa de oreja a oreja mientras abandonaba la biblioteca.- Con su permiso Señor, tengo asuntos que requieren mi atención.
- Gracias, Juan.- le agradecí, a la vez que le echaba una mirada inquisitora.
Menudo truhán, que picarón es Juan, así que es esto lo que se estaba callando, que no era un profesor, sino una profesora, y además que era una bellísima jovencita.
- Disculpad mi torpeza, ¡por favor, tomad asiento!- le rogué, a la vez que la acompañaba hacia los sillones de la biblioteca.
- Muchas gracias, Señor.- me agradeció mientras me obsequiaba con una hermosa sonrisa, y me ofrecía un sobre con unos documentos dentro.- Aquí tenéis mis credenciales.
Recogí el sobre que me estaba ofreciendo, y leí los documentos que en él había. Pude leer que se trataba de una chica muy bien instruida, había estudiado en las universidades de Salamanca y de Alcalá de Henares, con muy buenas calificaciones y además entre los documentos había una carta de recomendación del Marqués de Chinchón, parece ser que había sido la institutriz de sus hijos por muy poco tiempo, pero al parecer quedaron muy impresionados por sus cualidades docentes.
- Veo que vuestras credenciales son muy buenas, ¿pero parecéis muy joven?- le pregunté.
- Si Señor, solo tengo 20 años, pero he sido una estudiante muy cualificada, lo que me ha permitido acabar mi estudios mucho antes de lo esperado, ya que mis profesores, observando mis progresos me adelantaron algunos cursos, es por esta causa que terminé mis estudios tan joven.- me respondió, con una sonrisa en su cara.
- También veo que venís de lejos, ¿que os trae por Andalucía?- le volví a preguntar.
- Así es, Señor, provengo del Norte y necesitaba de un cambio de aires, por un desengaño amoroso.- me respondió y en su cara se reflejaba algo de tristeza.
- Os ruego me disculpéis, si os he hecho recordar asuntos desagradables.- me disculpé.
- Descuidad, no ha sido vuestra intención, no pasa nada.- me dijo.
Yo miré a Carlos que había permanecido en silencio durante toda la conversación y le hice un gesto encogiéndome de hombros, pidiéndole su aprobación y Carlos me respondió asintiendo con la cabeza repetidamente, al parecer a  Carlos le gustaba la idea de tener como profesora a la señorita María.
Entonces me dirigí de nuevo hacía la Señorita María:
- Señorita María, el puesto es suyo.- le informé.
- Gracias Señor, no se arrepentirá, me esforzaré mucho para hacer una buena labor.- me dijo entusiasmada.
Después de esto continuemos conversando y nos pusimos de acuerdo sobre el salario y las condiciones de trabajo, también le ofrecí una habitación en la Hacienda, lo que la Señorita María agradeció mucho,  ya que estaba alojada en la posada del pueblo, la muchacha llevaba mucho tiempo viajando de un lado para otro, buscando un  lugar donde encajar.
Parecía que estaba muy contenta de trabajar aquí. Y francamente yo también estaba muy contento, era una señorita muy cualificada, además de muy bella.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

muy calificada y muy BELLA.... JJAJAJ suena extraño me encanto el captulo.... encerio quiero mas .... jejej

MEINSÜNDE dijo...

Toda una ssorpresaa !!!! una cchicaa ...

Me gusta, sé qquee ella también aatenderáá perfectamente a Carlos y el nniñoo sabrá aaceptarlaa.

Vaya, la descubrí ... eenn cuanto leí su nnombree supe que eeraa ella y me lloo cconfirmastee cuando ""ella"" dijo que pproveníaa del nnortee jjAjAjAAA
Me pparecee muy bien qquee la hayas iincluidoo en el fficc.
Aprovecho desde aaquíí para ssaludarlaa ... dile que Luna ttienee que cuidar de Elena y África (( eess que la lleoo desde el cap.2
aunque todavía nnoo soy seguidora ))

Bueno Batoosahi otro eestupendoo cap.
... al ffinall el vino se vvaa a convertir en
un eexcelentee GGrann RReservaa.

BBesoss querido aamigoo...

Anónimo dijo...

muy calificada---ademas de .. muy bella???

ok..... aqui creo que habra algo...no lo se..es una impresion mia..

por que tanto a carlos como al Sir les ha encantado la chica jajaja

Carlos es encantador...

un maravilloso capitulo sr batoosahi... y como siempre...la musica es fantastica