sábado, 12 de marzo de 2011

ANNABEL LEE, DE EDGAR ALLAN POE; el amor eterno de un poeta.


Se ha sostenido que la esencia de la mujer es el misterio. Algunos modestos racionalistas han sospechado que esta afirmación es incompleta, aunque no del todo falsa. En pobres palabras, su razonamiento sería el siguiente: La mujer es un misterio sólo para los hombres. Es decir, es misteriosa en todo lo relativo al hombre, pero su esencia no esconde ningún enigma.

Ahora bien, lo curioso del asunto es que si la paradoja fuese cierta, los hombres seríamos los seres más alejados de la mujer, y los que menos posibilidades tendríamos de llegar a penetrar en sus misterios. Es decir, la mujer sería inaccesible para el hombre.

Ciertamente, no todos pensaron lo mismo. De hecho, existió un hombre que contempló el enigma de lo femenino en toda su extensión, y de su mente gloriosa y profunda surgió un rostro; terrible e inabarcable. Aquellas facciones delicadas y ominosas lo atormentaron por el resto de su vida; precisamente porque no se trataba del rostro de una mujer, sino de la Mujer.

El nombre de esta Dama brilla en la historia de la literatura, y no existe otra que pueda igualarla en esplendor. Las vírgenes bíblicas y las valkirias no se le comparan, Afrodita y Atenea son sus sirvientas; y ni siquiera la fría Hel se atreve sostener su mirada. Ella es la encrucijada donde convergen todas las mujeres de la historia; y su rostro, así como las estrellas innumerables nacen y mueren en el espacio infinito, guarda la promesa de todas las damas que algún día serán.

Lo extraño es que no poseemos ningún rumor que pueda definirla, sólo contamos con el recuerdo de quien alguna vez recibió sus caricias, y que acaso aun la espera, tendido junto a una tumba a orillas del mar.

Para el creyente, Eva es el ícono de lo femenino. Para nosotros, la esencia de la Mujer tiene un sólo nombre: Annabel Lee.
Annabel Lee.Edgar Allan Poe.

Fue hace ya muchos, muchos años,
en un reino junto al mar,
habitaba una doncella a quien tal vez conozcan
por el nombre de Annabel Lee;
y esta dama vivía sin otro deseo
que el de amarme, y de ser amada por mí.

Yo era un niño, y ella una niña
en aquel reino junto al mar;
Nos amamos con una pasión más grande que el amor,
Yo y mi Annabel Lee;
con tal ternura, que los alados serafines
lloraban rencor desde las alturas.

Y por esta razón, hace mucho, mucho tiempo,
en aquel reino junto al mar,
un viento sopló de una nube,
helando a mi hermosa Annabel Lee;
sombríos ancestros llegaron de pronto,
y la arrastraron muy lejos de mi,
hasta encerrarla en un oscuro sepulcro,
en aquel reino junto al mar.

Los ángeles, a medias felices en el Cielo,
nos envidiaron, a Ella a mí.
Sí, esa fue la razón (como los hombres saben,
en aquel reino junto al mar),
de que el viento soplase desde las nocturnas nubes,
helando y matando a mi Annabel Lee.

Pero nuestro amor era más fuerte, más intenso
que el de todos nuestros ancestros,
más grande que el de todos los sabios.
Y ningún ángel en su bóveda celeste,
ningún demonio debajo del océano,
podrá jamás separar mi alma
de mi hermosa Annabel Lee.

Pues la luna nunca brilla sin traerme el sueño
de mi bella compañera.
Y las estrellas nunca se elevan sin evocar
sus radiantes ojos.
Aún hoy, cuando en la noche danza la marea,
me acuesto junto a mi querida, a mi amada;
a mi vida y mi adorada,
en su sepulcro junto a las olas,
en su tumba junto al rugiente mar.


 
QUISIERA DEDICAR ESTE POEMA A UNA BUENA AMIGA, ESTA DEDICADO PARA TÍ, MEINSÜNDE, ESPERO QUE TE RECUPERES MUY PRONTO.
Y GRACIAS POR AQUEL VIDEO DE RADIO FUTURA QUE ME HICISTES RECORDAR.
 
"GRACIAS POR SER MI AMIGA, XXX."

1 comentario:

MEINSÜNDE dijo...

GGRACIASS A TÍ !!!!!!

EL HHONORR ES MÍO ... por ppoderr engrosar en tu lista de aamistadd.

Déjame ccomunicartee mi sorpresa ... pues nnoo me lo eeperabaa, pero ppuedoo decirte que mmee encanta tu ddetalle ...
Así qquee ...
Gracias mi aamigoo,
Gracias Batoosahi !!!!

- EEnormess bbesoss... muy ssinceross -