sábado, 23 de abril de 2011

UNA NUEVA VIDA. 8ª Parte: Los Tios de Carlos.



Antes de marcharse el licenciado Gutiérrez nos confirmó que él mismo en persona se entrevistaría al día siguiente con el sargento Ramírez, sargento de la Guardia Civil, para pedirle ayuda en nuestra indagación, era preciso averiguar si Carlos tenía familiares que quisieran su custodia antes de iniciar los tramites para convertirme legalmente en su padre.
Cuando José Manuel se marchó, Juan se marchó acompañándolo hasta la Villa y yo me dirigí hacia el jardín para pasear y meditar un poco, lo cierto era que estaba muy nervioso, y a la vez muy ansioso por llevar a cabo mis planes de adopción.
En el jardín, sentada en un banco me encontré a María leyendo un libro de poesía, no se había percatado de mi presencia, hasta que yo estuve muy cerca de ella.
- ¡Buenas tardes, María!- la saludé con una sonrisa.
- ¡Muy buenas tardes!- me devolvió el saludo y la sonrisa.
- ¿Ya han acabados las clases hoy?- le pregunté, con curiosidad.
- Si, ya he dado por finalizadas las clases de hoy, los chicos ya se han esforzado mucho por hoy.- me respondió, señalándome donde se encontraban los chicos jugando al fondo del jardín.- pero parece ser que aun le quedan muchas energías.
- Si, la energía de los críos es siempre infinita.- comenté mientras los observaba como jugaban.- No le molesto más, siga leyendo su libro, yo seguiré con mi paseo.
- No, por favor, no me molestáis.- observó con una gran sonrisa.- Ya he terminado mi lectura, ¿os molestaría si os acompaño en vuestro paseo?
- Por Dios, eso nunca, será todo un placer.- le respondí.
Le ofrecí mi mano a María para ayudarla a ponerse en pie, María la aceptó y se puso en pie. Abrazándose a mi brazo comencemos a caminar por el jardín lentamente. En estos momentos me vino a la cabeza el sueño de la noche anterior, en el que Ella me aconsejaba que me enamorara de María, cierto es que María me cae muy bien y que le tengo mucho cariño, pero solo es eso, mucho cariño. No dejaba de pensar en que María se había abrazado a mi brazo y tampoco quería que pensara mal de mí si me despegaba de ella, pero tampoco quería que malinterpretara mis sentimientos hacía ella, así que seguimos caminando así en silencio, hasta que María me preguntó:
- ¿Hay algún problema?- me preguntó.
- No ninguno.- le contesté.- ¿por qué lo preguntáis?
- Bueno es que estáis muy silencioso, y pensé que os preocupaba algo.- me comentó.
- Hace mucho tiempo que no paseo con una dama del brazo.- le conté.- La última vez que esto ocurrió fue con Ella hace muchos años.
- Perdonadme.- se disculpó.- no era mi intención haceros recordar cosas de vuestro pasado.
- No, si son buenos recuerdos.- me apresuré a decirle.- pero no quiero que penséis mal de mí.
- Lo siento, ¿a qué os referís?- me preguntó.
- Yo, aunque Ella ya no esté entre nosotros, sigo amándola.- le dije mirándola a los ojos.- No quiero daros falsas esperanzas.
- ¿Como?- preguntó sorprendida, soltando mi brazo y dando un paso hacía atrás, mirándome fijamente por un instante y comenzó a reír.- ¿Pensáis que estoy enamorada de vos?
- Pues si que he llegado a pensarlo.- le respondí sorprendido por sus risas.
- Es cierto que os quiero mucho, pero es un cariño fraternal, cuando estoy con vos realmente me siento muy protegida. Sois mi protector.- me dijo entre risas.- solo os quiero como una niña puede querer a su padre.
- Me alegra haber dejado claro este asunto, lo cierto es que me preocupaba haceros algún daño.- le dije con alivio.
- Yo también me alegro.- replicó.
- En ese caso, ¿continuamos nuestro paseo?- le pregunté ofreciéndole de nuevo mi brazo.
- Por supuesto caballero.- me respondió volviendo a abrazarse a mi brazo, a la vez que seguía con sus risas.
- Por cierto no soy tan viejo como para parecer vuestro padre.- le apunté mientras reíamos los dos.
Seguimos paseando por los jardines, hasta que María me preguntó con mucha curiosidad:
- Perdonad mi curiosidad, ¿pero no era el Licenciado Gutiérrez quien os visitó esta tarde?
- Pues sí, así es era el Licenciado Gutiérrez.- le contesté algo sorprendido.- ¿acaso lo conocéis?
- No lo conozco personalmente, pero en ocasiones lo he visto por la Villa, digamos que sé quien es.- me contestó.- Pero decidme, ¿fue una visita de cortesía o una visita de trabajo?
- Bueno el Licenciado y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo, pero esta visita ha sido por razones de trabajo.- le contesté, la verdad es que notaba a María algo preocupada.
- ¿Ocurre algo?, ¿tenéis algún problema?.- preguntó angustiada.
- Nada malo ocurre.- le dije para tranquilizarla.- Llamé al Licenciado Gutiérrez para pedirle consejo sobre cierto asunto.
- Me tenéis en ascuas, por favor, seguid hablando.- me pidió, la curiosidad la estaba matando.
- Por favor sentémonos.- le pedí, señalando a un banco del jardín, María aceptó y ambos tomamos asiento.- Es que..., es que quisiera adoptar a Carlos y quería saber los trámites que debo seguir.
- ¡Ufff! Pensé que ocurría algo malo.- dijo María aliviada, a la vez que me daba un abrazo.- Es genial, creo que habéis tardado demasiado. ¡Ya era hora!
- ¿Perdón?- pregunté sorprendido.
- Siempre os he visto como padre e hijo.- me comentó, despegándose un poco de mí.- Si recodáis, eso es lo que pensé cuando llegué a esta casa, y viendo el cariño que os tenéis era de esperar que algo así ocurriera.
- Ya veo que os agrada la idea.- le dije muy contento.
- Por supuesto, que me agrada, y seguro que a Carlos también le agrada esta idea.- me dijo.
- Un momento, prometedme una cosa.- le pedí.
- ¿Qué es lo que queréis que os prometa?- me preguntó con curiosidad.
- Quisiera mantenerlo en secreto, quisiera darle una sorpresa a Carlos.- le pedí.- Quiero ser yo quien se lo cuente a Carlos.
- Pues claro, guardaré silencio.- me dijo.- ¿pero a que esperáis para contárselo?
- Pues a que sea todo un hecho.- le contesté.
- ¿Y que puede tardar los tramites?- volvió a preguntarme.
- Bueno, no tarda mucho.- le respondí.- pero...
- ¿Pero?- preguntó María muy nerviosa.- ¿Hay algún contratiempo?
- Hay que averiguar si Carlos tiene familiares.- le contesté.- Ellos tendrían más derecho ha adoptarlo que yo.
- ¿Y si los tiene?- me preguntó.
- En ese caso, depende de ellos, si estos lo quieren adoptar.- le respondí.- Pues no hay nada que hacer.
- Eso seria un gran problema.- dijo María con tristeza.- ¿estais buscando a sus familiares?
- El Licenciado Gutiérrez se ha comunicado con el sargento Ramírez, de la Guardia Civil, para que nos ayude con nuestra búsqueda. Pero tengo esperanzas, sé que todo va a salir bien.- le dije a María intentando tranquilizarla.- Por eso, es que no quiero contárselo a Carlos, hasta que todo esté arreglado.
- Algo me dice que vuestro deseo se va a cumplir.- apuntó María con una de sus sonrisas en el rostro.
- Gracias María, vuestras palabras me ayudan mucho.- le agradecí.
Volvimos a ponernos en pie y continuamos con nuestro paseo, hasta que empezó a hacer algo de frío y volvimos para la casa, para refugiarnos de las temperaturas tan frescas de la noche.
Al cabo de unos días el Licenciado Gutiérrez volvió a visitarnos, era por la tarde y María, Juan y yo nos encontrábamos en la sala tomando un té, cuando llegó, por suerte Carlos se encontraba fuera en los jardines, jugando con sus compañeros de clase.
- ¡Por favor! José Manuel, pasa y toma asiento.- le pedí al Licenciado.
- Muchas gracias, amigo mio.- me agradeció.
- Yo os serviré una taza de té.- apuntó Juan.
- Bueno, ¿que noticias nos traéis?- le pregunté al Licenciado.
- ¡Gracias Juan!- le agradeció por la taza de té.- Bueno la verdad, es que...
- Tranquilo, José Manuel, podéis hablar delante de ella.- le informé.- Disculpadme por mi torpeza, os presento a María, es la profesora de Carlos, ella ya conoce nuestros planes.
- Mucho gusto, caballero.- le saludó María.
- Es todo un honor, señorita.- le respondió José Manuel.
- Por favor, señor Licenciado, ¿que nuevas nos traéis?- le preguntó María muy nerviosa.
- Pues tras una esmerada squeda, el sargento Ramírez, me ha informado que ha encontrado a unos familiares de Carlos.- nos informó.
- ¿Y donde se encuentran estas personas?- le pregunté.
- Están en un pueblo a unas quince leguas de aquí.- respondió el Licenciado.- son unos tíos de Carlos.
- Lo cierto es que quisiera conocerlos, y hablar con ellos.- le dije.- ¿En que pueblo se encuentran?
- No os preocupéis por ello.- me dijo José Manuel.- Ellos van a venir hacia aquí para ver a Carlos. No creo que tarden mucho en llegar.
- ¿Vienen a llevárselo?- preguntó María.
- A eso no puedo responderos, señorita.- respondió amablemente José Manuel.- desconozco sus intenciones.
- Pues, nos toca esperar.- comenté algo preocupado.- hasta que no lleguen, no sabremos lo que quieren hacer.
- Esperemos que no causen problemas.- comentó María.- todos sabemos lo mucho que queréis a Carlos.
- Ellos son sus parientes más cercanos, y si ellos quieren llevarse a Carlos, nada podemos hacer en contra de ello.- dije con la vista clavada en el suelo.
La velada continuó muy silenciosa, todos nosotros estábamos preocupados y algo deprimidos, y al parecer nadie quería romper ese silencio, hasta que el Licenciado Gutiérrez decidió marcharse. Poco después María y Juan también abandonaron la sala, dejándome allí solo sentado en un sillón.
Me sentía tan deprimido, me coloqué con los codos sobre mis rodillas y mi cabeza apoyada sobre mis manos, pensé que Carlos se iría con sus tíos y que jamás volvería a verlo, y eso es algo que me estaba destrozando por dentro. El pensar que Carlos podía desaparecer de mi vida, era algo que me resistía a creer, pero la posibilidad de que se marchase es muy alta.
Algunas lágrimas comenzaron a aparecer en mis ojos, cuando de repente sentí como alguien me abrazaba por detrás, descansando su cabeza sobre mi hombro.
- No te preocupes, mi amor, pase lo que pase, yo siempre estaré a tu lado.- dijo una preciosa y angelical voz.
- Mi vida, se que estarás a mi lado.- le dije.- pero también deseo que lo esté Carlos.
- Cariño, no te desesperes, aun hay que esperar acontecimientos, puede que Carlos se quede aquí, que no se marche.- me dijo intentando consolarme.
- Mi amor, ¿tú podrías decirme algo?, ¿sabes que es lo que pasará?- le pregunté.
- Muy a mi pesar, no puedo responderos a esa cuestión.- me contestó.- pues nadie es capaz de conocer lo que nos depara el futuro.
- Pero es que el pensar que Carlos deje de vivir en esta casa, y se marche lejos..., es algo que me rompe el corazón.- le dije conforme las lágrimas rodaban por mis mejillas.
Ella se colocó frente a mí, se arrodilló y me abrazó besándome en la frente. Yo la abracé a Ella también, podía notar el perfume de sus cabellos y la suavidad de su piel. La necesitaba tanto, necesitaba tenerla junto a mí en estos momentos, solamente Ella podía consolarme en estos momentos. Permanecimos así abrazados, hasta que el cansancio y el sueño me venció, y me quedé dormido.
Con las primeras luces del alba, los jaros comenzaron a cantar saludando al sol y fueron estos cantos los que me despertaron de mis sueños. Me desperté en el sillón de la sala, me levanté y fui a mi alcoba para asearme y cambiarme de ropa. Un nuevo día había comenzado, no sé si este sería un buen día o tal vez un día desastroso. Esperaba que los tíos de Carlos llegaran hoy a visitarnos para conocer a Carlos, y pensar en ello me entristecía. Por si acaso este fuese el último día de Carlos en la casa, tenía la intención de pasar todo el día con él.
Durante el desayuno estábamos Carlos, María, Juan y yo, el silencio era absoluto, nadie parecía tener ganas de hablar, nuestros rostros eran todo un poema. Carlos nos miraba a todos los demás sin mencionar palabra, pero en su cara se podía ver que estaba como preocupado por nuestro silencio, pero siguió comiendo sin hacer ninguna pregunta.
Durante las clases me senté en un rincón observando como María daba la clase, al parecer María también estaba algo afectada, no parecía estar muy centrada en su clase, Carlos la observaba extrañado y de vez en cuando volvía la cabeza hacia atrás para mirarme a mí, parecía que estaba cada vez más preocupado, y no estaba atento a la clase, hasta tal punto que María tuvo que llamarle la atención en varias ocasiones.
Poco antes de que acabasen las clases Juan vino a buscarme a la biblioteca donde se estaban dando las clases. Juan abrió la puerta sin hacer ruido para no molestar a la clase y me hizo señales para que saliera, ya me imaginaba lo que ocurría. Me levanté en silencio y comencé a caminar hacia la puerta, me fijé en que María se me quedó mirando y la saludé con un movimiento de mi cabeza, a lo que ella me respondió de la misma manera, pero no solo María me observaba, Carlos también estaba pendiente de mis movimientos, y la preocupación se le notaba en el rostro, el pobre Carlos no sabía nada de lo que estaba pasando. Cuando salí, cerré la puerta de la biblioteca y le pregunté a Juan:
- ¿Qué ocurre?
- Ya están aquí, ya han llegado.- me respondió.
- ¿Quienes, los tíos de Carlos?- le pregunté.
- Sí, así es.- me respondió.- les he hecho pasar a la sala.
- Gracias, Juan.- le agradecí.- en seguida les atiendo.
Ambos nos dirigimos a la sala para atender a los tíos de Carlos. Eran un matrimonio joven y parecía gente muy humilde, parecían muy pobres y vestían con ropas muy usadas.
- Buenos días, por favor tomen asiento.- les pedí.
- Gracias, Señor.- me agradeció el hombre, y tanto el hombre como la mujer se sentaron.
- Les serviré un vaso de limonada fresca, deben de estar sedientos.- apuntó Juan, a la vez que llenaba unos vasos de limonada, con una jarra de limonada recién preparada que había en una mesa, en una bandeja junto con unos vasos.
- Muchas gracias, estoy sedienta.- agradeció la mujer.- el camino ha sido muy largo y polvoriento.
Ambos tomaron un vaso de limonada y bebieron unos sorbos.
- Señor, mi nombre es Francisco y mi señora se llama Carmen.- apuntó el hombre.
- Mucho gusto.- le saludé a él.- señora.- les saludé a ella.
- Bien, nosotros somos los tíos de Carlos.- comenzó a hablar Francisco.- El padre de Carlos y yo eramos hermanos, recién nacido Carlos y tras la muerte de su esposa, mi hermano se fue con el niño y nunca más supimos de ellos dos, hasta que hace unos días, una pareja de la Guardia Civil estaban haciendo preguntas sobre mi hermano y mi sobrino. Esta pareja nos encontró y nos informó de que mi hermano había muerto y que mi sobrino se encontraba viviendo en esta casa.
- Si vuestro hermano murió de fiebres hace algún tiempo mientras estaba trabajando en esta Hacienda, y tras su fallecimiento Carlos se quedó en esta casa donde todos le tenemos mucho cariño.- le informé.
- Muchas gracias por cuidar de él.- me agradeció.- ¿Pero donde está mi sobrio?, quisiéramos verlo, Señor.
- En estos momentos esta en clase.- le informe.
- ¿En clase?- preguntó Carmen muy sorprendida.
- Sí, Carlos es un estudiante muy aplicado y muy inteligente.- le contestó Juan.
- Les propongo que almuercen con nosotros y así pueden ver a Carlos después de sus clases.- les propuse a los tíos de Carlos.
- No Señor, no queremos ser una molestia.- replicó Francisco.
- No es ninguna molestia.- les dije.- Será todo un honor que se unan a nosotros en la mesa, creo que será el modo más adecuado para que se reencuentren con su sobrino.
- Muy bien, Señor, como queráis.- dijo Francisco.
- Entonces, todo arreglado, en el almuerzo volverán a ver a su sobrino.- les dije.- Por favor Juan, ¿podrías ocuparte de que preparen la mesa para dos personas más?
- Por supuesto, Señor, enseguida me ocupo.- respondió, y dicho esto Juan salió de la sala para cumplir con lo que le había pedido.
Cuando Juan se marchó de la sala, los tíos de Carlos y yo seguimos conversando sobre Carlos, ellos no lo veían desde que era un bebé, así que más que otra cosa lo que hice fue contarle las cosas que había hecho Carlos desde que yo lo conocí, y me lo encontré en la casa después de ese largo viaje.
En ningún momento les pregunté cual eran sus intenciones respecto a Carlos, si solo habían venido a ver como le iba la vida a su sobrino, o si venían a llevárselo, lo cierto, es que me daba mucho miedo preguntarse por ello, temía que su respuesta fuese que pretenden llevarse a su sobrino.

2 comentarios:

MEINSÜNDE dijo...

Pero ... cómo nnoss dejas aasíí ????

EEss tan delicado el tema...

Referente a María es muy ttranquilizadorr ver que hhann aclarado las ccosass entre ellos y tal vvezz si ppuedaa verlo a ééll como a su hhermanoo mayor... que eess así como creo que lo vvee.
Y en cuanto a Carlos, sseríaa una mmaravillosaa sorpresa, pperoo... hay ddolorr al encontrar esos ffamiliaress; sería ootraa ggrann pérdida y con uunaa en su lastimado ccorazónn eess más que suficiente.
Es aangustiosoo no saber... ssentirr esa incertidumbre... devora el aalmaa.

MMagníficoo el cap. anterior y este eestupendoo.
Y si mmee permites, yyoo también siento tristeza de nnoo saber... ese mmomentoo donde conversa con ella y ééll siente esa aamarguraa,
me la has ssabidoo transmitir. Gracias.

Muchísimos bbesoss con mucho ccariñoo mi aamigoo Batoosahi.

MaRy dijo...

Jooo que pena que entre María y el señor no pase nada :( aunque siento que con el tiempo si van a sentir algo uno por el otro que no solo sea amistad, va a ser algo más fuerte y puro, se van a ENAMORAR, lo presiento, jejeje aparte como dice Ella, él tiene que vlver a enamorarse, Ella siempre estará con él igualmente :) Besitos !!