lunes, 2 de mayo de 2011

UNA NUEVA VIDA. 9ª Parte: Felices Sueños.



Ya todo estaba preparado y listo para que Carlos conociera a su tío Francisco y a su tía Carmen, he de suponer que para Carlos será toda una sorpresa pues según él no tenía familiares y era tan pequeño la última vez que los vio que seguro que para Carlos serán unos desconocidos.

Llegada la hora del almuerzo, Juan, los tíos de Carlos y yo ya estábamos en el salón sentados cuando llegaron Carlos y María. Al entrar ambos los hombres nos pusimos en pie y ayudé a María a acomodarse en su asiento, cuando ella tomó asiento, también lo hicimos los tres, María quedó sentada a mi izquierda y Carlos a mi derecha, Juan quedó a la izquierda de María, Francisco quedó junto a su sobrino y Carmen a la derecha de su esposo.

María me miró fijamente a los ojos, se le notaba la curiosidad en ellos, como si quisiera preguntarme con la mirada, yo simplemente asentí con la cabeza, a lo que ella pareció entenderme.

Carlos miraba extrañado a sus tíos, naturalmente para él estas personas son unos desconocidos, y también nos miraba a todos los demás, pero no hizo ninguna pregunta.

- Hoy tenemos a dos invitados a la mesa. Sus nombres son Francisco y Carmen.- les dije a María y a Carlos.- Y estas personas que acaban de llegar son Carlos y la Señorita María.- les dije a nuestros invitados.
- Encantados de conocerles.- saludaron a la vez los tíos de Carlos.
- Es un honor.- respondió Carlos.
- Mucho gusto.- saludó María.

El almuerzo transcurrió muy silencioso, solamente María intentaba animar un poco contando como se habían portado los chicos en la clase, aunque se notaba que todos estábamos algo nerviosos, la tensión era abrumadora.

- Bien Carlos, quiero que me escuches atentamente.- le dije a Carlos, lo cierto es que la presión podía conmigo.- Estas personas, Francisco y Carmen en realidad son tíos tuyos.
- ¿Como?- exclamó Carlos muy sorprendido con los ojos como platos.
- Si Carlos, soy tu tío Francisco, el hermano de tu padre.- le informó Francisco.
- Y yo cariño, soy tu tía.- dijo Carmen, a la vez que se levantó de su asiento acercándose a Carlos y dándole un abrazo.
- Mis tíos.- Carlos no salía de su asombro.- pero si ni siquiera sabía que tenía unos tíos.
- Lo cierto, es que la última vez que te vi, eras apenas un recién nacido.- le dijo su tío.- y después de que tu padre y tú os fuisteis dejé de tener noticias de vosotros.
- La verdad, es que no recuerdo que mi padre me contase nunca que tenía un hermano.- apuntó Carlos.
- Eso no importa ahora, lo verdadéramente importante es que por fin nos hemos reencontrado.- le dijo Carmen, dándole otro abrazo.
- Y a partir de ahora ya puedes vivir con nosotros, con tu familia.- le dijo Francisco a Carlos.

Al oír estas palabras se me encogió el corazón. Estas palabras dichas por Francisco a su sobrino, indicaba claramente cuales son sus intenciones. Estaba claro que pretendían llevarse a Carlos con ellos. Carlos se alejaría de nosotros, y quizás para siempre, esto es algo que me entristeció enormemente. Pero no era el único que estaba triste, pude contemplar los rostros de Juan y el de María, ambos reflejaban tristeza, parecía que todos estábamos sintiendo lo mismo. Estaba feliz, ya que Carlos había encontrado a su familia, pero a la vez estaba triste, no quería que este se fuera de nuestras vidas, no era capaz de imaginarme la vida sin tener a Carlos en ella.

- Pero yo ya tengo una familia, estas personas son ahora mi familia.- le dijo Carlos a su tío, señalándonos a nosotros.
- Pero no son de tu sangre, yo soy el hermano de tu padre, tenemos la misma sangre.- le apuntó su tío.
- No me importa, aunque no tengamos la misma sangre, ellos son mi familia.- dijo Carlos algo enojado.- y nos queremos mucho.
- Pero en realidad tu familia somos tu tía y yo.- dijo su tío, parecía que empezaba a cabrearse.
- Aunque seáis mis tíos.- dijo Carlos.- para mí sois unos desconocidos.

Lo que había dicho Carlos, me llenaba de orgullo, pero lo cierto es que si su tío quería llevárselo con él, nada podía hacerse en su contra, estaba en su derecho, y la ley le daba la razón. Viendo que los ánimos se estaban calentando un poco, me decidí a intervenir, antes de que la cosa fuese a peor.

- ¡Bueno, bueno, bueno!- les interrumpí.- ¿que tal si pasan unos días en esta casa, para conocer mejor a Carlos?- le pregunté a Francisco.
- Pues... me parece buena idea.- contestó Francisco, dudando un poco.
- ¿Y a ti que te parece Carlos?- le pregunté.- ¿estas de acuerdo?
- Esta bien, les daremos algo de tiempo para conocernos.- respondió Carlos.

Yo no quería que Carlos se marchase de casa, pero si esto ocurriera, pienso que era mejor que se conocieran más a fondo antes de irse, mejor irse con conocidos, que marcharse con unos desconocidos que se lo llevan en contra de su voluntad.

Después del almuerzo, les propuse salir a dar un paseo por los jardines, a lo que todos accedieron. Carlos caminaba junto a sus tíos, mientras charlaban animádamente, unos pasos por detrás de ellos, caminábamos Juan, María y yo, decidimos mantenernos algo alejados para que Carlos y sus tíos pudieran charlar tranquílamente.

- ¿Carlos se va a marchar?- preguntó María muy triste.
- Esa parece ser la voluntad de sus tíos.- le respondí.
- Pero no quiero que Carlos se marche.- se quejó María.
- Ninguno de nosotros quiere que eso ocurra.- dijo Juan.
- Pero algo habrá que hacer.- dijo María con lágrimas en los ojos.- no podemos dejar que se lleven a Carlos.
- Pero María...- le dijo Juan.
- Tranquilos.- intervine.- Ninguno queremos que Carlos desaparezca de nuestras vidas, pero sus tíos son su única familia, y si ellos quieren llevarse a Carlos para que viva con ellos, nada podemos hacer en su contra, ellos tienen más derecho a solicitar su custodia que cualquier otra persona. Lo único que podemos hacer, es facilitarle este paso a Carlos, para que sea lo menos traumático posible para él. Por eso, le he pedido al tío de Carlos que pase aquí unos días antes de irse, para que se conozcan mejor y a Carlos le cueste menos irse con ellos.

El paseo continuó en silencio, solamente observábamos a Carlos con sus tíos, les veíamos como hablaban muy amigáblemente, y en ocasiones incluso les veíamos reírse, pero al estar tan apartados no escuchábamos su conversación, pero parecía que todo marchaba bien, parecía que Carlos se sentía muy agusto con sus tíos.

Algunos días pasaron y Carlos parecía llevarse cada vez mejor con sus tíos, yo intentaba mantenerme alejado de ellos para no molestarles mientras se conocían mejor.

Una tarde que me encontraba en mi despacho, trabajando en los asuntos financieros de la Hacienda, alguien llamó a la puerta. Era Carlos quien quería verme en esos momentos.

- Pasa Carlos, ¿que es lo que deseas?- le pregunté.
- Nada...,- dijo.- venía a ayudaros con el trabajo, hace tiempo que no os ayudo.
- Muy bien, toma asiento.- le pedí.- y puedes calcularme cuantas botellas de vino hemos vendido el mes pasado.

Carlos cogió los documentos y empezó a hacer cálculos, pero lo notaba algo raro, parecía nervioso, y nunca se había puesto nervioso antes con los cálculos, estoy seguro que algo le preocupaba.

Carlos realizó las cuentas y después de ello me las entregó para que las revisara. Pude comprobar que había cometido algunos errores, algo poco habitual en Carlos, estaba claro, algo le pasaba.

- Has cometido algunos errores, Carlos.- le informé.
- Lo lamento, ahora mismo repito las operaciones.- se disculpó.
- ¿Estas bien?, ¿te veo algo raro?- le pregunté.
- Es que...- dudó por un momento.- mis tíos quieren que me vaya con ellos.
- ¿Y que piensas tú sobre eso?- pregunté.
- No quiero irme.- contestó.- pero son mis tíos.
- Si, son tu familia.- le dije.
- ¿Y vos, que queréis que haga?- preguntó.- ¿queréis que me marche?, ¿es que ya no me queréis aquí?
- No, nada de eso.- le dije. a la vez que me levantaba de mi asiento, me acerqué a él y le abracé.- claro que te quiero mucho, perdóname si estos días he parecido algo más frío, solo quise darte espacio para que conocieras mejor a tus tíos. No quiero que te marches, pero tus tíos tienen tu custodia y debemos acatar lo que ellos quieran. Si deciden llevarte con ellos, nada podemos hacer en su contra.

Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas y Carlos lloraba también, estuvimos así abrazados y llorando por unos pocos minutos. Era una situación que ninguno de los dos deseábamos, pero a la vez nada podíamos hacer para evitarla. Esto es tan desesperante.

- Pase lo que pase, no dudes nunca del cariño que te tengo, y que siempre te tendré.- le dije a Carlos.
- Y quiero que sepáis que vos habéis sido como un segundo padre para mí.- me dijo Carlos.- y que jamás olvidaré lo que habéis hecho por mí.
- Yo tampoco os olvidaré.- me dijo Carlos.- y vendré a visitaros siempre que pueda.
- Yo también te visitaré cuando pueda.- le prometí a Carlos.- Ahora, anda vete a jugar, que tengo trabajo, y hoy no estas como para ayudarme.
- Esta bien, me voy a jugar un poco al jardín.- dijo Carlos y abandonó el despacho.

Lo cierto, es que solo quería estar solo, permanecer en silencio con mis pensamientos. Dejé el trabajo por un momento y me serví una copa de brandy, no llevaba ni cinco minutos en soledad cuando alguien llamó a mi puerta.

- Adelante, pase.- le pedí a quien fuese.
- Con su permiso.- era Francisco, quien abrió la puerta y entró.
- Por favor, Francisco, tomad asiento.- le pedí.
- Muchas gracias, Señor.- me agradeció.
- ¿En que puedo ayudaros?- le pregunté.
- Es que mi esposa y yo ya hemos abusado demasiado de su hospitalidad.- me dijo.- y mañana nos marcharemos a nuestra casa.
- ¿Pero tan pronto? No hay problema en que se queden unos días más.- le dije, lo cierto es que no quería ver partir a Carlos.
- Sois muy amable, pero es hora de regresar a casa.- exclamó Francisco.
- Esta bien como queráis.- le concedí.
- Mañana en la mañana emprenderemos viaje.- me informó.
- Quisiera ayudaros económicamente.- le propuse.- se que no sois gente adinerada, y quisiera que Carlos continuara con sus estudios, y que llegue a estudiar todo lo que él quiera.
- Sois muy generoso.- apuntó Francisco.- pero no creo que deberíais hacer eso.
- Insisto, le tengo mucho cariño a Carlos.- le dije.- y quiero lo mejor para él.
- Esta bien, como vos queráis.- al final Francisco cedió.

A la mañana siguiente todo estaba listo para la partida de Carlos y de sus tíos, después del desayuno Carlos se despidió de toda la servidumbre de la casa, los criados, las doncellas, de la cocinera, de los lacayos, de sus compañeros de clase, de sus amigos, incluso de los jornaleros de la Hacienda. El carruaje que les llevaría hasta su destino ya estaba listo. En la puerta de la casa, el momento de la despedida ya había llegado.

- Hasta la vista Juan.- se despidió Carlos de Juan.
- Adiós, Carlos.- le dijo Juan dándole un abrazo.
- Señorita María, ha sido un honor ser su alumno.- le dijo Carlos a María.
- No Carlos, al contrario, ha sido todo un honor el tenerte como alumno.- le contestó María, con lágrimas en los ojos, abrazándolo y dándole un par de besos en las mejillas.

Carlos se me quedó mirando por un momento mientras en sus ojos comenzaban a brotar las lágrimas, y sin decir palabra corrió hacía mí y me abrazó.

- Adiós, y gracias por todo.- me dijo mientras lloraba desconsoládamente.
- Gracias a ti, Carlos.- le dije.- recuerda que en esta casa te queremos mucho, y no dejes los estudios.
- Nunca lo olvidaré, y seguiré estudiando todos los días.- exclamó Carlos, mientras se separaba de mí, y se dirigía al carruaje.
- Muchas gracias por todo, y por haber cuidado de mi sobrino.- se despidió Francisco.
- A sido todo un placer.- le dije.- que tengan buen viaje.

Francisco y Carmen subieron al carruaje, donde ya estaba Carlos y este comenzó a moverse. Juan , María y yo estuvimos viendo como se alejaba sin movernos de la entrada de la casa, y vimos a Carlos sacar la cabeza por la ventanilla y movía su brazo para despedirse, nosotros tres respondimos de igual modo, moviendo los brazos hasta que perdimos al carruaje de vista.

Tras la despedida, estaba tan deprimido que no quería hablar ni ver a nadie, y no se me ocurrió otra cosa que encerrarme en la sala con mi piano, me serví una copa de brandy y me senté delante del piano, pero no podía, era incapaz de tocar nada, tenía un nudo en la garganta que me estaba ahogando, el dolor me estaba destrozando el corazón. Las lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro, Carlos ya no estaba y eso es algo que no podía soportar.

- No llores, amor mio.- me consolaba mi Ángel de la guarda, mientras me abrazaba y me besaba.
- Es algo que no puedo evitar.- le dije.- se me ha roto el corazón otra vez.
- Pero tienes que reaccionar.- me gritó.- no puedes derrumbarte, tienes que levantarte y seguir adelante.
- No puedo, ya no puedo más, he tocado fondo.- me disculpé.
- De eso nada.- me replicó, mientras secaba mis lágrimas con el dorso de su mano.- yo estaré aquí contigo, para ayudarte en todo, te ayudaré a ponerte en pie, todas las veces que haga falta.
- Gracias, mi vida.- le agradecí, Ella siempre ha sabido consolarme cuando he estado triste.- pero ahora creo que será más difícil.
- Nada de eso.- me dijo algo indignada, Ella siempre había sido muy cabezota, y tenía que salirse con la suya.- Ahora Cariño, por favor, toca el piano para mí.

Como negarme a esa petición, si Ella me lo pedía no podía negarme, desde siempre Ella conseguía que yo hiciese toda su voluntad. Y aunque me costó mucho trabajo comencé a tocar el piano, con Ella a mi lado, la necesita así, a mi lado, junto a mí, apoyándome y haciéndome compañía.

Durante horas estuve tocando el piano, y Ella estaba a mi lado, lo que me hacía sentir mejor, aunque solo fuese un poco mejor, no podía dejar de pensar en Carlos, ya se había marchado, lejos, muy lejos. De repente noté como si Ella se hubiese retirado, cuando oí a alguien que llamaba a la puerta.

- No tengo hambre, no quiero comer.- grité, pensaba que alguien venía a avisarme para el almuerzo.
- Disculpadme, soy yo, ¿puedo pasar?.- me preguntó María al abrir la puerta.
- Pasa María.- le pedí.- tomemos asiento, en los sillones junto a la chimenea.
- Muchas gracias.- me agradeció.- quería tratar un asunto con vos.
- ¿Que asunto es ese?- le pregunté a María.
- Bueno, ahora que Carlos no está, mis servicios en esta casa ya no tienen sentido.- me comentó.- quizás sea mejor que me marche de esta casa.
- ¡Pero estáis loca!- grité.- ¿como podéis pensar en ello?, de eso nada, no os marcharéis vos también, no lo permitiré.
- ¿Pero que motivo hay para que siga aquí, ahora que Carlos se fue?- preguntó.
- Porque sois de la familia.- le dije poniéndome en pie y cogiéndola por los hombros.- sois de la familia, además aquí tenéis muchos alumnos todavía, a los que tenéis que educar.
- Muchas gracias, necesitaba oír algo así.- dijo María, levantándose y dándome un abrazo, mientras sus ojos se humedecían por las lágrimas.- gracias de nuevo, ahora me retiro y no os molesto más, supongo que en estos momentos, preferís estar a solas.

María se marchó y me volvió a dejar solo en el salón. Y Ella volvió a venir a mí.

- Has hecho bien, María no debe irse de esta casa.- me dijo Ella.
- ¿Volvemos a lo mismo? - le pregunté.- ¿Seguís pensando en que debería casarme?
- No, no es eso, solo que pienso que es mejor que María siga en la casa, no sé, le da algo de vida a este hogar.- comentó.

Seguí tocando el piano durante la tarde y durante toda la noche, y Ella seguía conmigo, estuve tanto tiempo tocando el piano que ya no notaba los dedos, y hasta que el sueño me venció y me quedé dormido sobre el piano.

No sé cuanto tiempo estuve dormido, el salón estaba a oscuras, solo iluminado por el fuego de la chimenea, pero cuando me desperté noté una presencia extraña en el salón, la puerta que daba al jardín estaba abierta, y había un aroma raro, como a pólvora, como suelen oler, los cazadores, los militares y... los bandoleros.

Lentamente y sin hacer movimientos bruscos, me levanté del piano y me acerqué al escritorio y abrí el cajón superior, y de este cajón saqué una pistola, rápidamente me volví hacia donde se encontraba esa presencia, apuntándole con el arma, que ya había amartillado.

- ¿Quien sois vos?- le pregunté a una figura oscura que estaba en el fondo del salón.
- No os alteréis, bajad el arma.- dijo esa figura acercándose al fuego y dejándose ver.
- Sois vos.- dije al reconocerlo, era ese chico que muchos años atrás ayudé en el mercado del pueblo, ese bandido que me encontré en mi regreso a la Villa, tras la muerte de Ella.- ¿Habéis venido a robarme?
- No, dejadme que os cuente una historia.- me dijo mientras tomaba asiento.- Hace muchos años, yo me uní a una partida de bandoleros, y el jefe era ante todo un hombre muy orgulloso y muy noble, cierto es que eramos unos bandidos, unos malhechores, unos ladrones, pero nunca hemos causado daño a nadie, nunca hemos llegado a matar a nadie. Solo robábamos a los ricos explotadores que se aprovechan de los más débiles y que abusan de sus trabajadores. Un día la esposa de este jefe de bandoleros, dio a luz a un niño, pero esta murió en el parto, este hombre se quedó viudo y con un hijo, y pensando en este hijo quiso cambiar de vida, y dejar la delincuencia. Y así, lo hizo por amor a su hijo, este hombre comenzó una vida honrada trabajando en muchas y numerosas fincas, viajando durante años de un lugar para otro. Hasta que después de muchos años llegó a una Hacienda donde los empleados eran muy bien tratados, pero tantas penalidades había pasado este hombre que contrajo unas fiebres y este murió, dejando solo a su hijo. Este niño se quedó en esa Hacienda, donde lo cuidaban muy bien y donde lo querían mucho, pero lo más importante el niño era muy feliz.
- ¿Carlos?- pregunté.- es la historia de Carlos y su padre.
- En efecto.- me respondió.- Siempre he estado velando por Carlos, y observaba desde lejos, lo bien que lo tratabais y lo mucho que lo queríais, por eso cuando vi que Francisco se llevaba a Carlos, no lo pensé dos veces y he actuado.
- ¿Que queréis decir?- pregunté.- Por favor, explicaros.
- Francisco no es tío de Carlos.- me dijo.- Es un bandido, pero más cruel, fue expulsado de nuestra partida hace tiempo, pero conocía la historia de Carlos. Y junto a su mujer planearon este plan. Ellos no quieren a Carlos, se hicieron pasar por sus tíos pero solo pretendeían sacaros el dinero usando a Carlos y el cariño que le tenéis.
- Hay que detenerlos y encontrarlos.- dije muy nervioso.
- Ya me he ocupado de ello.- me contó.- Mis hombres y yo hemos detenido el carruaje y le hemos dado una lección a Francisco y ha Carmen, no os apuréis, no le hemos hecho daño alguno, solo que aun deben de estar caminando, pero jamás os volverán a molestar. Vuestro cochero tras explicarle el asunto ha traído a Carlos de vuelta, en estos momentos Carlos descansa en su habitación.
- Muchas gracias.- le agradecí.- ¿como puedo pagaros esto?
- Cuidad de Carlos, y haced de él un hombre de bien, era el deseo de su padre.- respondió, a la vez que se encaminó hacia el jardín.
- Un momento, decidme, ¿por qué nunca habéis robado en mis propiedades?- le pregunté.
- Ya os he dicho, que solo robamos a los hacendados que explotan a sus braceros.- me respondió mientras desaparecía en la oscuridad del jardín.- ahora ya podéis adoptar tranquilamente a Carlos, eso le hará muy feliz.

Sin pensarlo dos veces, salí corriendo hacia la alcoba de Carlos, y sin hacer ruido abrí la puerta, y efectívamente Carlos estaba durmiendo plácidamente, pero lo más sorprendente era que Ella estaba allí velando los sueños de Carlos.

- Guarda silencio, amor mio, no lo despiertes.- me pidió Ella en tono muy bajo.
- Gracias por cuidar de él, me preguntaba donde estábais.- le dije, muy contento.
- Me encanta veros tan feliz.- exclamó Ella.
- Si ahora no hay problema, y por fin, podré adoptar a Carlos.- dije muy ilusionado.
- Ahora marchémonos y dejemos que descanse.- pidió Ella.
- Carlos, que tengas felices sueños.- le deseé a Carlos mientras Ella y yo nos marchábamos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

batoosahi me ha encantado la verdad es que me he perdido un poco y la vez pasada no te comente... lo siento... me ha gustado mucho sabes? como siempre un gran escritor espero el siguiente porque la intriga de coo acabara esto me tiene loca (mas d elo que ya soy).. besos y abrazos y espero el capitulo 10.. :)

MEINSÜNDE dijo...

Pero qquee final de cap. tan hhermosoo ... nadie mejor que eellaa para vvelarr los sueños de Carlos.
También hhaa sido ttristee y angustioso ver la ppartidaa del nniñoo, es tan ddolorosoo separarse de qquienn se quiere ...
PPeroo todo ssee ha solucionado.
Ahora ééll ... será más ffelizz.

Un capítulo mmuyy llindoo, Batoosahi,eesperaréé pacientemente ...

BBESOSS

MEINSÜNDE dijo...

AAAAAAHHHHHH !!!!! Déjame ddecirtee que ...
Evanescence eenn ppianoo es maravilloso, como ssiempree una acertada eelecciónn.
GGraciass por ddeleitarnoss.