viernes, 11 de marzo de 2011

UNA NUEVA VIDA. 3ª PARTE: Aprendiendo.



Justo a la mañana siguiente comencé a darle clases a Carlos, él era un chico muy listo, y le ponía muchas ganas, quería aprenderlo todo y muy deprisa. En muchas ocasiones se desesperaba tanto cuando no sabía hacer algo, o se equivocaba en algún ejercicio. Este chico es muy impaciente y muy nervioso.

Poco a poco los días pasaban y Carlos aprendía, aprendía mucho, y muy deprisa, sobretodo lo que más le gustaba era la Aritmética, se le daba muy bien las cuentas y él se sentía muy contento por ello. Lo de leer y escribir le costaba más trabajo, pero le ponía mucho empeño, le echaba muchas ganas.

Me encantaba pasar las horas enseñando a Carlos, me lo pasaba muy bien con él y era muy divertido con sus comentarios y con sus dudas, lo preguntaba todo y en ocasiones no sabía contestarle, como responder a preguntas tales como:

¿Por qué dos mas cuatro son seis?
¿Por qué la "m" parece dos "n" pegadas?
¿Por qué en el abecedario la "b" va detrás de la "a" en vez de ir la "e"?

Y preguntas por el estilo, la verdad es que no sabía como responder a tales cuestiones, simplemente es así, porque son reglas preestablecidas por sabios o científicos, desde hace muchísimos años.

Carlos, solía tener prisa por acabar las clases para irse a hacer, lo que él llamaba sus tareas, pero en realidad él no tenía tareas que desempeñar, pero siempre estaba intentando ayudar en los menesteres diarios de la casa. Puesto que no me era grato que un chico tan pequeño trabajase, y como era tan cabezota, siempre le estaba poniendo ejercicios para que los realizara después de las clases y así dejara de pensar en trabajar, más que otra cosa porque apenas le quedaba tiempo libre para realizar las otras tareas hogareñas que estaba tan acostumbrado a realizar, bueno más bien se empeñaba en realizar.

Tampoco quería agobiarlo demasiado, así que en muchas ocasiones, cuando hacía buen día, solíamos dar las clases en el jardín, alternando las clases con algún que otro juego, para fomentar su forma física. Incluso solíamos ir a pescar, o a dar largos paseos, y también le gustaba mucho a Carlos dibujar, así que a menudo pasábamos el día fuera dibujando los paisajes de la zona.

Carlos parecía disfrutar con estas salidas, y por supuesto yo también. No todo en la vida es estudiar y trabajar, también es muy bueno tener momentos de diversión y de relax, no quería que Carlos se cansara demasiado pronto de estudiar, y alternar los estudios con algo de diversión, me pareció lo mejor.

Muchas veces Carlos se empeñaba en ayudarme ya en las tareas de contabilidad de la Hacienda. Bueno, que le vamos a hacer, ese fue el motivo por el que empezó a estudiar, para ayudarme en estos asuntos. Solía mandarle hacer algunas cuentas sencillas y no lo hacía nada mal. Carlos es un chico muy aplicado.

Transcurría el paso del tiempo y llegué a un punto muerto, ya me costaba enseñarle cosas nuevas a Carlos, o acaso yo no era tan buen profesor como pensaba en un principio, me sentía incapaz de continuar siendo su profesor, creo que había llegado el momento de contratar a un profesor para que le dé clases a Carlos, para que siguiera avanzando en sus estudios.

Así que al final me decidí, pero quería comentarlo con alguien, para que me diera su opinión, y pensé en Juan, entonces llamé a Juan a mi despacho para poder hablar con él.

¡Tock, tock! Llamaban a la puerta de mi despacho, evidentemente se trataba de Juan.

- ¡Adelante!- autoricé para que entrara en mi despacho.

- ¿Da su permiso, Señor?- preguntó Juan al abrir la puerta.

- Pasa, pasa Juan, por favor siéntate, quisiera hablar contigo sobre cierto asunto.-le dije algo impaciente y nervioso.

- ¡Pues vos dirá!- me decía mientras tomaba asiento justo enfrente de mí.- ¿De que asunto se trata?

- ¡Pues bien!, el asunto es que...- comencé a contarle.- me veo incapaz de seguir dándole clases a Carlos.

- ¿Por qué?- preguntó Juan.- A Carlos se le ve muy contento con sus clases, ¿acaso es mal estudiante?

- ¡No, no! Al contrario, él es un chico muy aplicado y muy inteligente. La culpa es mía.- le respondí,- He llevado a un punto en el que soy incapaz de enseñarle más, y estoy pensando en contratar a un profesor para que siga dándole clases a Carlos, creo que ha llegado la hora de que aprenda otras cosas, tales como Historia, Literatura, Botánica,...

- Me parece una idea genial, pero...- me decía Juan mientras se rascaba la cabeza.- me temo que esa idea no le va a gustar a Carlos, él esta muy contento con vos, no creo que le guste la idea de que le de clases otra persona distinta a vos.

- Si, eso mismo he pensado yo.- le repliqué a Juan.- Espero que no se lo tome muy mal, pero necesita a una persona con más experiencia para que le dé clases, y quisiera que me ayudaras en eso, Juan.

- ¡Por supuesto que podéis contar conmigo!- me dijo entusiasmado.- ¿Que queréis que haga, Señor?

- Pues, por lo pronto, necesitamos buscar un profesor para continuar dándole las clases a Carlos, pero necesitamos a un profesor, que sea capaz de incentivar a Carlos para que estudie, pero a la vez que sea amable, y que se convierta en su amigo, vamos que sea capaz de inculcarle la curiosidad para que Carlos quiera aprender de todo.- le comenté a Juan.

- Si, os comprendo, Señor, permitidme que me encargue yo de buscar a un profesor así.- me solicitó.

- Esta bien, Juan, tú te encargaras de buscar al profesor perfecto para este trabajo.- le dije.- pero no es un trabajo fácil.

- No os preocupéis, Señor, me encantará realizar esta tarea, encontraré al profesor ideal.- me dijo Juan muy animado.

- Gracias, por ayudarme con esto Juan, eres un gran amigo.- le agradecí.

- Es todo un placer, Señor, me agrada mucho serle de utilidad. Y con vuestro permiso, voy a ponerme manos a la obra con ello.- me dijo mientras se levantaba y se disponía a salir del despacho.

- ¡Juan! ¿Podrias pedirle a Carlos que viniese a verme?- le pedí.

- Por supuesto, Señor.- me respondió mientras salía de la estancia.

A los pocos minutos después se escuchaba como volvían a llamar a la puerta de mi despacho con unos golpecitos algo más débiles de lo que estaba acostumbrado a escuchar.

- Pasa Carlos.- le pedí.

- ¡Anda!¿Como sabíais que era yo?, ¿acaso sois adivino?- preguntaba con un tono de curiosidad y a la vez un poco de burla, mientras estaba de pie en la entrada, con la puerta entreabierta.

- Por tus golpes en la puerta, han sido unos golpes algo débiles, así que eran de alguna de las doncellas, o eras tú, y como la doncella ya había limpiado el despacho hace unas horas, estaba claro quien era la persona que llamaba a la puerta.- le contesté algo irónico.

- ¿Me habéis hecho llamar?- me preguntó, mientras entraba y se sentaba en la misma silla que minutos antes estaba ocupando Juan.

- Si claro, quería hablar contigo.- le dije.

- ¿Que es lo que pasa?- preguntaba con mucha curiosidad.

- Tengo algo que decirte.- comencé a hablarle.- Creo que es necesario que otra persona siga dandote las clases.

- ¿Otra persona, que queréis decir?- preguntó muy sorprendido.

- Lo siento Carlos, pero ya no soy capaz de seguir enseñandote.- le dije.

- ¿Es que soy tan mal estudiante?- preguntó.- Me esforzaré más, si es necesario estudiaré mas horas al día.

- No, Carlos, no es eso.- le aclaré.- El problema es que yo no soy profesor y no sé como enseñarte más cosas, y creo que es necesario que aprendas más cosas, ademas de leer y escribir, y de algo de Aritmética.

- Pero eso es lo único que necesito aprender para ayudaros en las tareas administrativas de esta Hacienda, no necesito aprender nada más.- protestó, algo enfadado.

- Creo necesario que amplies tus conocimientos con otras asignaturas, que yo no soy capaz de enseñarte.- le expliqué.

- Pero yo no quiero que me enseñe otra persona, quiero que me enseñéis vos.- me dijo a la vez que le brotaban unas lágrimas de los ojos.- ¿Acaso no queréis enseñarme, o es que os molesta enseñarme, pensaba que lo pasabamos muy bien los dos juntos con las clases?

- Pués claro que lo paso muy bien contigo, en las clases, en las salidas a pescar o a dibujar.- le expliqué.- No pienses mal, yo te he tomado mucho cariño, y jamás haría nada para lastimarte.

- No quiero, no quiero a otro profesor, si no me enseñáis vos, no quiero seguir aprendiendo.- decía Carlos llorando a la vez que se levantaba y se dirijía hacia la puerta.- ¡No quiero!

- Carlos espera, no te marches.- le pedí.

Pero Carlos no me escuchó, y se fue corriendo, no podía dejarlo así, y corrí tras él y lo atrapé en los jardines.

Lo agarré de los hombros por detrás y detuve su carrera, le dí la vuelta y me arrodillé ante él, para que nuestras caras estuviesen una frente a la otra, Carlos seguía llorando desconsoladamente, y eso me estaba partiendo el alma.

- Carlos, escuchame.- le decía.- Estos meses que llevo enseñandote y que lo pasamos juntos han sido unos meses formidables y me he sentido muy feliz por ello, pero yo no puedo enseñarte más, no estoy cualificado para ello y tú no te puedes estancar aquí, debes seguir estudiando y aprendiendo más cosas, hay muchas cosas que aprender en este mundo. Y cuantas más cosas aprendas más fácil te resultará la vida en el futuro.
Además, en este tiempo he aprendido a quererte como si fueses un hijo mio, así que nunca pienses que eres un estorbo para mí, al contrario eres una persona muy importante en mi vida, por eso quiero lo mejor para tí, y pienso que estudiar será muy bueno para tí, eres un chico muy inteligente y seguro que aprenderas mejor con otro profesor más cualificado.

Carlos me miraba muy fijamente mientras le hablaba, y dejó de llorar. Le limpié la cara con mi pañuelo que había sacado del bolsillo de mi casaca, a la vez que le decía:

- ¡Por favor, Carlos! Piensatelo, por lo menos piensa en lo que te he dicho, creo que es una buena idea.

- Esta bien, me lo pensaré.- me respondió, a la vez que en su cara volvía a dibujarse una sonrisa.

4 comentarios:

MEINSÜNDE dijo...

Es nnormall que Carlos se ssientaa así ...
sólo confía en ééll ... los nniñoss son tan vulnerables !!

Lo que nnoo sabe es que sseguiráá ddisfrutandoo de esos momentos.

Él ya siente por Carlos aalgoo muy eespeciaal y es aadmirablee el empeño que llee pone para que el chico siga avanzando eenn sus cconocimientoss
HHermosass palabras las que Carlos eescuchaa de él.

Siempre con una ssonrisaa ... verdad ????

Cada vvezz es mmejorr ...

Muchísimos bbesoss con mucho ccariñoo.

Anónimo dijo...

me gusto y bueno es verdad cada vez es mejor, espero que sigas asi porque esta buenisimo, y pues cuidate mucho y sigue publicando porque la intriga es desesperante... !!

Anónimo dijo...

adoro a Carlos.....se parece a cierta personita que en este momento duerme a mi lado (Miss Coco)

la verdad que los niños son un encanto...tiene cada idea y cada ocurrencia... que te sorprenden

ha sido un capitulo muy bonito....

ya quiero saber quien es la profesora... aunque...ya tengo una idea jaja

Anónimo dijo...

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