miércoles, 30 de mayo de 2012

LA RUPTURA, DE DELMIRA AGUSTINI.





Érase una cadena fuerte como un destino,
sacra como una vida, sensible como un alma;
la corté con un lirio y sigo mi camino
con la frialdad magnífica de la Muerte... Con calma.

Curiosidad mi espíritu se asoma a su laguna
interior, y el cristal de las aguas dormidas,
refleja un dios o un monstruo, enmascarado en una
esfinje tenebrosa suspensa de otras vidas.

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