miércoles, 23 de mayo de 2012

LOS DOLORES DEL SUEÑO, DE SAMUEL TAYLOR COLERIDGE.


Allí en mi lecho descansa mi cuerpo,
sitio que nunca fue para la plegaria
de labios temblorosos o rodillas inclinadas;
silenciosamente, en suaves impulsos,
mi espíritu arrebatado compuso,
con humilde fe en mis ojos cerrados,
con reverencial resignación,
ningún deseo concebido,
ningún pensamiento expresado,
sólo un sentido de súplica;
un sentido sobre toda mi alma
anticipaba mi debilidad, mi blasfemia;
en mi, sobre mí, a mi alrededor, en todas partes
yace la fuerza eterna de la sabiduría.

Pero anoche recé en voz alta,
lleno de angustia y agonía,
surgiendo de la multitud sombría
de formas y pensamientos que me torturan:
una luz espantosa, los pasos de una hueste,
sentidos de un mal intolerable,
¡Ellos son a quienes desprecio! ¡Sólo a los Fuertes!
¡La sed de venganza, la ilusión de poder,
se desconcierta, y sin embargo sigue quemando!
El Deseo y el Horror se aman misteriosamente
en los salvajes y odiosos objetos fijos.
¡Pasiones fantásticas! ¡Demenciales batallas!
¡Y la vergüenza y el terror sobre todos!
Los hechos se ocultan donde no hay escondites,
donde toda la confusión veló mis interrogantes,
si he sufrido, o cuáles fueron mis pecados:
para todos parecía culpabilidad, o remordimiento,
pero yo y los demás seguiremos siendo
el miedo que asfixia la vida,
el alma sofocada de vergüenza.

Dos noches han pasado: la noche de la consternación
anticipó un día triste y aturdido.
El sueño, la gran bendición, me pareció
la peor de las calamidades.
La tercera noche, cuando mi propio grito
me arrebató de un sueño diabólico,
superando un sufrimiento extraño y salvaje
lloré como cuando era un niño;
y habiendo sido sometido por las lágrimas
mi angustia lentamente se suavizó,
tales castigos, pensé, se deben
a las profundas manchas del pecado,
por la intemperancia nueva
dentro del insondable infierno,
¡Habremos de ver el horror de sus mansiones,
conocerlas y aborrecerlas, y aún desearlas!
Tales tristezas de algunos hombres se aferran
¿Pero cuáles, cuáles caerán sobre mí?
Ser amado es todo lo que necesito,
y cuando pronuncie Te Amo, será definitivo.

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