Al rodearte en mis brazos,
estrecho contra mi corazón esa belleza
que hace tiempo se desvaneció del mundo:
coronas engastadas que reyes lanzaron
en pozos fantasmales, huyendo los ejércitos;
cuentos de amor tejidos con hebras de seda
por soñadoras damas, en telas
que nutrieron la polilla asesina:
rosas de tiempos perdidos,
que las damas trenzaron en sus cabellos;
lirios fríos de lluvia que las doncellas portaron
por lúgubres corredores sagrados,
donde brumas de incienso se elevaban
y que sólo Dios contemplaba:
ya que el pálido pecho, la mano demorada,
nos llegan de otras tierras más pesadas de sueño.
Y cuando tú suspiras entre besos
escucho la blanca Belleza también suspirando
por aquella hora cuando todo
deberá consumirse como el rocío.
Mas llama sobre llama y abismo sobre abismo,
y trono sobre trono y medio en sueños,
posadas sus espadas en sus férreas rodillas,
tristemente cavilan sobre grandes misterios solitarios.
3 comentarios:
Bueno yo creo que la belleza, tanto exterior como interior no se olvida nunca.
Espero que hayas tenido un buen finde amigo.
un abrazo
Preferimos olvidad la fealdad a la belleza, a veces incluso la escondemos bajo la otra, algo inútil pues al final saldrá a flote. Un beso!!
Sabores... A la larga la belleza interna es más importante. Buen fin de semana, un gran abrazo.
María José... por mucho que se esconda, acaba saliendo a la luz. Besos.
Publicar un comentario