Largo tiempo han amado, y ahora la ninfa deseada
viste la mortaja del matrimonio, como lo requiere el caso;
urgida en el día donde su tristeza fue forjada,
él prometió casarse con ella mañana.
Una y otra vez lo juró, para aplacar la tormenta
que con sus votos habría de invocar.
El Mañana llegó en plácidas sucesiones;
impacientes cada uno en si, la dama encinta
lo conmina a mantener la palabra,
y el infame sostiene sus mentiras.
Cuando al final, agotado, sin compasión,
ajeno al remordimiento de la confesión,
por sus juramentos eligió el engaño, la ilusión
de que era libre cuando no había un Mañana.
Pues cuando llegó el momento
pensó que el mundo es Hoy,
que no hay dicha en el Mañana.
El cuento es fantasía, más su moral es verdadera;
mañana y mañana, nuestra juventud nos engaña:
En la decrepitud permanecerán las lágrimas.
El moribundo jamás piensa que hoy morirá;
deshecha todos los designios del Señor:
Para la mente despierta no hay un Mañana.
5 comentarios:
soberbio poema, me ha gustado mucho.
Es arte puro, una joya.
Besos
Luján, gracias por tus palabras.
Lo cierto es que es un poema que nos enseña algo.... Besos.
El Mañana es una falacia, pero cuando el hoy es infame, quizá sea la única esperanza. Saludos :)
Me conmueven mucho los tres últimos versos... el mañana no existe, vivimos en un presente, el mundo es Hoy.
Besitos
María José,,, esa esperanza es la que le queda a mucha gente,,, que el mañana sea mejor que el hoy.
Besos.
Luján,,, cuando el mañana llega a nosotros, lo hace como hoy. Besos.
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