Pensó que él solo podía captar el universo;
Pero la única voz que obtuvo por respuesta
Fue el eco falso eco de sí mismo
Que provenía del abismo,
al otro lado del lago.
Una mañana, desde una roca en la orilla,
Aulló que lo que deseaba en la vida
No era una copia hablada de su propio amor
Sino un amor devuelto, y con voz propia.
Y la única respuesta encarnada
Capaz de responder a su aullido matinal
Comenzó a descender por la otra orilla,
por las paredes del abismo hasta el lago
para zambullirse luego en las aguas distantes.
Y luego de nadar un trecho se aproximó a su orilla,
En lugar de poseer forma humana,
De tener la forma de quien tanto había anhelado,
Emergió un gran macho cabrío, poderoso,
Tajeando las aguas encrespadas con su enorme pecho.
Y al llegar al lecho,
Chorreando agua como una cascada,
Sacudió las rocas con su cornamenta,
Hasta que se perdió en la maleza, y eso fue todo.
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