martes, 4 de diciembre de 2012

EL RÍO DE LA VIDA, DE THOMAS CAMPBELL.



Mientras más existimos, más breves parecen
las sucesivas etapas de nuestra vida;
en la infancia un día simula un año,
y un año el paso de los siglos.

La corriente alegre de nuestra juventud,
hecha de pasión y trastornos,
se roba el tiempo como un río llano
acariciando sus fronteras herbosas.

Como la mejilla agobiada crece en dolor,
y la palidez de la pena se espesa,
ustedes, estrellas, que miden el curso del hombre:
¿Por qué vuestro camino parece más rápido?

Cuándo la alegría pierde su flor y su aliento,
y la vida misma parece insípida:
¿Al cruzar la Muerte y su caída
sentimos vuestra marea más intensa?

Puede ser extraño ¿pero quién cambiaría
el curso del tiempo por un paso lento,
cuándo uno a uno nuestros amigos parten,
dejándonos el pecho cubierto de sangre?

El cielo otorga a nuestros años efímeros
una indiferencia ante la velocidad;
a los años jóvenes una aparente serenidad,
proporcional a su dulzura.

2 comentarios:

Luján Fraix dijo...

LA VIDA ES UN CAMINO LLENO DE ALTIBAJOS, UN APRENDIZAJE CONTINUO...
PRECIOSO POEMA.
BESOS

BATOOSAHI dijo...

Luján... Hemos de aprender de lo bueno y de lo malo, las cosas buenas son una buena experiencia y las malas una lección. Gracias por tus continuas visitas. Besos.