viernes, 29 de noviembre de 2013

NO PUDE DETENERME ANTE LA MUERTE, DE EMILY DICKINSON.


Porque no pude detenerme ante la muerte,
amablemente ella se detuvo ante mí;
el carruaje solo nos encerraba a nosotros
y a la inmortalidad.

Condujimos lentamente,
ella no sabe de apuros;
y por su cortesía debí abandonar mis labores
e incluso mis ratos de ocio.

Pasamos por la escuela donde jugaban los niños
sus lecciones apenas concluidas;
pasamos frente a los campos de pastoreo
y ante el sol que se ponía,

Nos detuvimos ante una casa que parecía
una hinchazón de la tierra;
su techo, solo visible,
su cornisa, apenas un montículo.

Desde entonces han pasado siglos;
pero cada uno parece más corto
que el día en que anuncié por vez primera
que las cabezas de los caballos
apuntaban hacia la eternidad.

2 comentarios:

Luján Fraix dijo...

Tema áspero el de la muerte para mí pues no la acepto, tendría que ir a un psicólogo por ese tema pero ya he ido por otros.
Un beso grande.

BATOOSAHI dijo...

Luján... A nadie nos gusta la Muerte, por desgracia a todos nos visitará en algún momento.
Besos.