lunes, 31 de enero de 2011

EL SUEÑO DE UN CURIOSO, DE CHARLES BAUDELAIRE.

¿Conoces, como yo, la pena gozosa?,
Y de ti haces decir: "¡Oh, que hombre singular!"
Iba yo a morir. Era aquello en mi alma amorosa,
Deseo mezclado con horror, un mal particular;

Angustia y viva esperanza, sin humor falso.
Cuanto más se vaciaba el fatal cadalso,
Más áspera y deliciosa era mi agonía;
Del mundo entero mi corazón huía.

Y me sentía cual el niño ávido del espectáculo,
Odiando el telón como se aborrece un obstáculo.
Finalmente la verdad fría se manifestó:

Estaba muerto, inesperadamente, y la célebre aurora
Me envolvía. Entonces, ¿no es más que esto?
La cortina se había alzado y yo esperaba todavía.

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