viernes, 14 de octubre de 2011

NO VENGAS CUANDO ESTÉ MUERTO, DE LORD ALFRED TENNYSON.



No vengas cuando esté muerto
a derramar inocentes lágrimas sobre mi tumba,
a pisotear alrededor de mi cabeza caída.

Atormentar el infame polvo no nos salvará;
deja que el viento me acaricie y que las aves me lloren,
Pero tú, aléjate.

Niña, si esto fuera un error o un crímen,
poco me importa, siendo mi existencia maldita:
Enlaza tu mano con quien desees,
pues cansado estoy del Tiempo,
y mi único anhelo es descansar.

Pasa, corazón débil,
y abandona este lecho de tierra.
Aléjate, no retornes jamás.

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