Las débiles formas flotan a la deriva,
Cuyas risas apenas oídas hacen
Nuestra oscuridad brillante como el día;
En vano nos esforzamos, llorando,
Sobre el rastro luminoso de sus espíritus,
(Donde escaparon mientras dormíamos)
¡Llamando a los que hemos querido!
Como las estrellas, algún poder los divide
De un mundo de ambición y dolor;
Están allí, pero los oculta el diario resplandor,
Y en vano los buscamos.
Por un rato con la tristeza moramos
Sobre la belleza de aquel sueño,
Entonces giramos, y saludamos con alegría
El brillo de la luz matutina.
Cuando el poder de la memoria retuerce
Nuestro corazón solitario en lágrimas,
Formas débiles alrededor nos traen
Aquellos diáfanos días antiguos:
Miradas cariñosas y susurros,
De los que el soñador podría alardear,
Creciendo; hasta que el hechizo sea roto,
¡Olvidarnos que se han ido!
Pero cuando la oscuridad retrocede
Como la noche pesada;
Y la paz es robada de nuestras almas,
Como el alba de un día estival:
Las dulces formas débiles que solían bendecir,
Parecen robarnos también;
Los amamos, pero la dicha del sol
Los ocultó de nuestra vista.
Podría el día resplandecer por siempre,
Y el poder de la Memoria cesar,
Este mundo, un mundo de luz sería,
Y Nuestro corazón un mundo de paz:
Pero los sueños dichosos vuelven con la noche,
Morando sobre el pasado,
Y cada pena que nubla nuestra luz,
Nos recuerda el último.
Cuyas risas apenas oídas hacen
Nuestra oscuridad brillante como el día;
En vano nos esforzamos, llorando,
Sobre el rastro luminoso de sus espíritus,
(Donde escaparon mientras dormíamos)
¡Llamando a los que hemos querido!
Como las estrellas, algún poder los divide
De un mundo de ambición y dolor;
Están allí, pero los oculta el diario resplandor,
Y en vano los buscamos.
Por un rato con la tristeza moramos
Sobre la belleza de aquel sueño,
Entonces giramos, y saludamos con alegría
El brillo de la luz matutina.
Cuando el poder de la memoria retuerce
Nuestro corazón solitario en lágrimas,
Formas débiles alrededor nos traen
Aquellos diáfanos días antiguos:
Miradas cariñosas y susurros,
De los que el soñador podría alardear,
Creciendo; hasta que el hechizo sea roto,
¡Olvidarnos que se han ido!
Pero cuando la oscuridad retrocede
Como la noche pesada;
Y la paz es robada de nuestras almas,
Como el alba de un día estival:
Las dulces formas débiles que solían bendecir,
Parecen robarnos también;
Los amamos, pero la dicha del sol
Los ocultó de nuestra vista.
Podría el día resplandecer por siempre,
Y el poder de la Memoria cesar,
Este mundo, un mundo de luz sería,
Y Nuestro corazón un mundo de paz:
Pero los sueños dichosos vuelven con la noche,
Morando sobre el pasado,
Y cada pena que nubla nuestra luz,
Nos recuerda el último.
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