Caminé a través de un bosque,
bajo el calor del mediodía,
Buscando a Etheline, llamando y llamando!
Uno dijo: Ella os oirá y antes de que concluya el día,
Cuando la frescura del cielo esté cayendo,
Hacia tí sus pasos irán.
Yo suspiré, vacilando en mi dolor;
Y las hojas sedientas ansiaron el beso del sol,
Allí donde el caminante agotado
Yacía descansando en el prado,
Soñando con un jardín de rosas.
Sobre un lugar fresco y dulce,
Enfrentado a una visión hermosa,
Deslumbrado por la danza de las rosas,
Abatido por el eco de un desierto,
Mi alma desató su lamento.
¡Oh, Etheline, oscurecida por el dolor!
Plegada en tu crepúsculo ¿cuánto tiempo has dormido
Junto a la rosa de trémulo color?
Un árbol, de sus trenzas hizo temblar una flor;
Cayó sobre su rostro, y temí que pueda despertar,
Dulcemente la quité, pues su sueño deseaba cuidar.
En aquel jardín de hermosas rosas,
Cautivado por el ensueño fragante
De sus rojizos capullos,
Reposó mi alma de caminante,
Durmiendo entre la visión gloriosa
De la danza y el encanto de las rosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario