¿No te interesa mi amor? -me preguntó con amargura.
Le alcancé el espejo y dije:
¡Tenga a bien dirigirle esas preguntas a quien corresponda!
¡Tenga a bien formular sus pedidos a la central!
¡En todas las cuestiones de importancia emocional,
diríjase directamente a la suprema autoridad!
De modo que le pasé el espejo.
Y en la cabeza me lo hubiera partido,
pero entonces se fijó en su reflejo.
Fascinada, sus ojos lo observaron, perplejos,
mientras yo huía.
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