martes, 24 de enero de 2012

EL FINAL DEL DÍA, DE KATHARINE HINKSON TYNAN.


La Noche oscurece rápido, y las Sombras crecen,
las nubes y la lluvia se congregan sobre mi casa,
sólo se oyen los gemidos de la madera, ¿los escuchas?
Quejidos de dolor cuando el agua penetra sus venas.

¡Soledad y Noche! La Noche es solitaria,
cubriendo las estrellas en su seno maternal,
envolviéndolos en su velo oscuro de intimidad;
protegiendo al afligido, al cansado, al desposeído.

¿Cuándo se iluminará? La Noche es amable,
no todos sus instantes pasan fugaces;
ahora, en mi hogar las horas caen a ciegas,
tras el débil escalofrío del amanecer,
tras la tímida canción de la alondra.

¡Duerme ahora! La Noche vuela en las alas del esplendor,
ocultando la luz de los ojos bajo su negro mar,
suave y seguro, bajo su mirada tan tierna,
deberías despertar, deberías despertar y llorar.

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