Cree la vulgar opinión
que el alma de un moribundo
piensa, más que en este mundo,
en Dios y en la salvación.
Oye, Leonor, la canción
que hirió el pensamiento mío
al son del eco sombrío
de mi funeral campana:
CUCU, cantaba la rana,
CUCU, debajo del río.
Partiste, y del sentimiento
en cama enfermo caí,
y cuando a exhalar por ti
iba ya mi último aliento,
embargó mi pensamiento,
en vez de tu amor y el mío,
este cantar tan vacío
que oí de niño a mi hermana:
CUCU, cantaba la rana,
CUCU, debajo del río.
Y como todo el que olvida
es de salud un dechado
después que te hube olvidado
volví otra vez a la vida.
Aún vivo muerto, querida,
pensando con hondo hastío
que tú, en vez del canto mío,
oirás, al morir, mañana:
CUCU, cantaba la rana.
CUCU, debajo del río.
¿A qué tan grande inquietud
para llenar la memoria
de tantos sueños de gloria,
de amor y de juventud,
si, al llegar al ataúd,
podrán tu pecho y el mío
no oir más que el tema frío
de esta canción de mi hermana:
CUCU, cantaba la rana,
CUCU, debajo del río.
4 comentarios:
Tienes un gran gusto a la hora de escoger poemas, permíteme que te lo diga. Saludos :)
Muchas gracias María José,,, y gracias por tu visita.
Un beso :).
Un buen tema el de hoy. Yo prefiero hacer todo lo que pueda y no pensar en ella, como dice un titulo de Primal Fear, Before the Devil knows you are Dead, jeje por si acaso,
un abrazo amigo
Hay que disfrutar la vida,,,, que cuando el Diablo se entere de nuestra muerte, nos llevará con él...
Saludos Amigo.
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